viernes, 31 de julio de 2009

Mi último post

No, no es que me vaya para siempre ¿qué iba a hacer yo sin vosotr@s? Solo es mi último post hasta que vuelva de las vacaciones. Aunque seguiré "haciendo la ronda" y comentando un par de días más. Al menos, así lo espero, porque el fin de semana se presenta ajetreado: el domingo es mi "cumple" y el lunes me voy a Portugal.
Os dejo aquí un fado en la maravillosa voz de Dulce Pontes para amenizar la espera.


El fado, para quien no lo sepa, es la canción típica de Portugal y tiene ciertas similitudes con el tango argentino: "fado", palabra que proviene del latín, significa "destino" en el sentido de fatalidad, tristeza, nostalgia; el fado, como el tango, nace en los barrios humildes y se canta en las tabernas, en las calles. Es un canto triste pero tremendamente bello.
Si os ha gustado este vídeo os recomiendo también escuchar a Amalia Rodrigues, máxima representante del fado internacionalmente conocida; y a Mariza, la voz mas potente y actual.

No quiero despedirme sin agradecer a Thiago el premio que me ha concedido al "blog plateado de la semana", que comparto ex equo, como dice él, con la inconmensurable Menda, y que luciré aquí con orgullo. Decir también que una mención en el blog de Thiago es comparable al anuncio de fin de año de antes y después de las campanadas, ¡jajaja! la mejor promoción que se pueda desear. Gracias, niño.

¡Felices vacaciones para tod@s!

martes, 28 de julio de 2009

Calma chicha


Ayer lunes empecé a disfrutar de mis vacaciones, aunque hasta la próxima semana que me voy a Portugal tendréis que seguir aguantandome, jeje.

No he hecho gran cosa en estos dos días, la verdad es que cuanto menos se hace menos ganas se tienen. Pero para eso son las vacaciones ¿no? para descansar y romper con la rutina cotidiana. Aunque he de confesar que soy incapaz de estar sin hacer nada. Ayer estuve ultimando preparativos para el viaje: comprobando los vuelos y viendo vídeos y guias de Portugal; leyendo el Ulises y una novela de una amiga.
Y hoy he pasado el día en la playa.

No escribo y me siento culpable y algo inquieta, pero no puedo concentrarme, y además, si empiezo ya no quiero parar. Prefiero esperar a mi vuelta de las vacaciones para ponerme en serio.

La blogosfera también está semidesierta, y supongo que en agosto lo estará más. Pero es lo normal, tod@s necesitamos un descanso, incluso de éste pequeño mundo virtual que tanto nos absorbe, aunque también nos dé muchas satisfacciones.


Aprovecho para agradecer a Didac el regalo que me ha hecho por mis 10.000 visitas (hemos hecho un intercambio de gatos) y a Violeta que me ha regalado una mariposa.

Y nada más por hoy, que estoy vaga.

(Foto: Tossa de Mar, Costa Brava).

sábado, 25 de julio de 2009

¡10.000 GRACIAS!

Después de nueve meses de andadura éste tejado ha superado los 10.000 visitantes. Una cifra redonda que vale la pena celebrar para dar las gracias a tod@s l@s que la han hecho posible, y con su presencia, su fidelidad y su generosidad me han animado a seguir adelante día a día y a esforzarme por mejorar.
Esto significa que más de 10.000 veces alguien ha entrado en éste blog aunque sólo fuera a curiosear un poco. Algun@s han pasado de largo, otr@s se han detenido un rato y se han marchado sin hacer ruido, quizás han vuelto con el mismo sigilo alguna vez. Pero otr@s se han quedado a maullar y retozar conmigo. Tod@s dais vida a este rincón que sin vosotr@s no tendría razón de ser.
Por eso, como muestra de reconocimiento quiero ofreceros mis gatitos de regalo para que os los llevéis a vuestros blogs y os ronroneen de vez en cuando.
Gracias especialmente a Didac Valmon de Corralas de Madrid y Arwen de Pasado, futuro y sueños, que fueron los primeros en apoyarme y a día de hoy siguen ahí. En seguida llegó Blanca Miosi, esa excelente escritora y mejor amiga a la que estamos viendo crecer profesionalmente; Armando Rodera, Halatriste, Maribel, abogada, escritora y madre ocupadisima que trata de hacernos un hueco siempre que puede. Sergio Astorga, artistazo donde los haya que nos regala sus Antojos. ¿Y qué os voy a decir de Thiago y su mundo plateado? De Martikka, con un blog imprescindible y un gran futuro por delante; de Elena Proyecto de escritora, joven y sagaz autora que llegará donde se proponga; de nuestro Miguel (anapedraza...), entrañable personaje; de TitoCarlos, Juan Pang, Dianna, a la que vemos poco últimamente. De nuestro querido Stanley, al que deberíamos nombrar embajador oficial de la blogosfera. De Mannelig, y su impagable y agudo sentido del humor; de la dulce Winnie. Violeta, sensibilidad a flor de piel; Alijodos, El Deme, El Ente; Aventur@, esa gran viajera; Mon, otro que apenas aparece por su propio Palacio del Alma; y la divertidisima Menda...
No quiero olvidarme de l@s últimos en llegar: Teo Palacios, colega de agencia, Juan, de Luzdegas, y mi amiga Montse, que aunque no tiene blog está siempre ahí.
En fin, no puedo nombraros a tod@s ni poner todos los enlaces a vuestras páginas porque con lo torpe que soy para esto me tiraría hasta mañana y el post sería longuísimo, y seguro que me olvidaría de alguien. Pero sabed que este premio es para tod@s l@s que os asomáis por aquí a diario, de vez en cuando, o apareceis y desapareceis como el Guadiana.
No os vayais sin tomaros una copita de cava conmigo (aquí nunca faltará el cava) y disfrutad el fin de semana.
Se os quiere.

jueves, 23 de julio de 2009

Sobre la necesidad de escribir


Cuando terminé la última revisión de "Nunca fuimos a Katmandú" y se la entregué a la agencia decidí que me tomaría un descanso. Relax absoluto. Nada de escribir, nada de darle vueltas en la cabeza a personajes y situaciones, nada de la ansiedad de ponerse ante el teclado, de avanzar cada día, de terminar. Me dedicaría al blog, a leer, a salir, a no pensar en nada. Pero...
Como dice García Márquez, un escritor necesita escribir como necesita beber agua. Y decía también una escritora, no recuerdo ahora quien, que para un escritor un día sin escribir es un dia perdido.
Esa es la sensación que tengo cuando llevo unos días sin escribir: de tiempo perdido, de otro día vacío, desperdiciado.
¿Os pasa lo mismo a l@s que escribís?
Bien mirado es una esclavitud, una dependencia, como una droga.
Sigo resintiéndome. Dentro de nada me voy de vacaciones. Cuando vuelva empezaré a revisar la otra novela e iré perfilando otra idea que me está rondando por la cabeza. Bueno, eso ya lo estoy haciendo aunque no quiera, ¡Cachis...! Me despierto cada mañana pensando en ella, va tomando forma, se van definiendo personajes, tomo algunas notas. Pero nada más. Bueno, he escrito una escena; pero es que lo había soñado y si no, se me iba a olvidar; y ya sé como se llama la prota y el título.
¡Hala, ya está! Que hace mucho calor para pensar.

(Imágenes: La "Lluna" leyendo, y unos "colegas" que han venido de visita)

lunes, 20 de julio de 2009

Frases de escritores


Hoy os dejo algunas frases de escritores que invitan a la reflexión:


El escritor escribe para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar.
Gabriel García Márquez

Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; el mal escritor dice cosas insignificantes con palabras grandiosas.
Ernesto Sábato

La mayor parte de la escritura se hace lejos de la máquina de escribir.
Henry Miller

Los verdaderos escritores son aquellos que quieren escribir, necesitan escribir, tienen que escribir.
Robert Penn Warren

Algunos escritores aumentan el número de lectores; otros sólo aumentan el número de libros.
Jacinto Benavente

Para un auténtico escritor, cada libro debería ser un nuevo comienzo en el que él intenta algo que está más allá de su alcance.
Ernest Hemingway

La misión del escritor no consiste en decir lo que piensa, sino en decir lo que los otros creen que han pensado alguna vez.
Noel Clarasó


Un escritor no escoge sus temas, son los temas quienes lo escogen.
Mario Vargas Llosa

Un escritor es alguien para quien la escritura es más difícil de lo que es para otras personas.
Thomas Mann

Sólo se puede aprender a ser mejor escritor escribiendo.
Doris Lessing


Feliz semana.

viernes, 17 de julio de 2009

La juventud ilustrada


No, no me refiero a que la juventud de hoy en día sea más ilustrada porque la literatura esté de moda, como decíamos en el tema anterior, y se lea más.
Hoy quiero hablar de otro tipo de moda más frívola y veraniega: la juventud ilustrada...a base de tatuajes.
En verano, que todos vamos más destapad@s, es de lo más entretenido fijarse en la decoración corporal, como lo llaman ahora, de l@s jóvenes (y no tan jóvenes).
Algo que no hace mucho tiempo era prácticamente un tabú, reservado a marineros, presidiarios y proscritos en general, hoy es un signo de diferenciación personal de posibilidades infinitas, perfectamente aceptado e incluso glamouroso. Me atrevería a decir que son más los jóvenes que llevan algún tipo de dibujo sobre su piel que los que no lo llevan.
Hace un tiempo discutía con mi hijo (por supuesto, tatuado) el problema de lo irreversible de esta moda; defendía yo (madre sensata donde las haya) que lo que ahora les gusta, dentro de unos años les cansará, o, lo que es peor, les perjudicará cuando quieran ejercer de señores serios, aspirar a un puesto de trabajo importante o ser un ejemplo para sus hijos. A lo que él me replicaba (chico listo) que para entonces, todos los hombres y mujeres de su edad llevarán tatuajes, por lo que será de lo más natural.
Y ahí tuve que darle la razón, visto lo que se puede observar en la calle.
De hecho, resultó tan convincente que el año pasado para mi cumpleaños acepté complacida un tatuaje como regalo, jeje (ese que podéis ver en la imagen y que adorna mi tobillo derecho), y este año pienso hacerme otro; eso sí, igual de pequeñito y discreto.

¡Venga! Confesad, sesud@s literat@s: ¿cuantos de vosotr@s lucís tatuajes?

martes, 14 de julio de 2009

¿La literatura está de moda?


La semana pasada en el bus pasé un rato de lo más entretenido con la conversación de unas señoras (ya se sabe que los escritores somos muy cotillas y pegamos la oreja, y el ojo, a todo cuanto ocurre a nuestro alrededor. Vampir@s, dicen algun@s que somos):

-Pues mi hija me ha regalado esa de las mujeres quenoséqué-decía una señora.
-¡Ah sí-respondía su amiga-, la de Larsson, yo me estoy leyendo la segunda, la de las cerillas y el bidón de gasolina.
-Creo que ya ha salido la tercera.
-Que pena de hombre ¿verdad?-intervino otra que acababa de sentarse junto a ellas- que no pudiera ver el éxito que ha tenido.
-Y encima a la mujer, que llevaba treinta años con él no le dan ni un duro porque no estaban casados-dice la primera.
-Se lo quiere quedar todo la familia. Que ni se hablaban-apostilla la segunda.

-Acabo de comprarme lo último del Falcones-comenta un chico en la playa mientras se pone protección solar.
-Yo ya lo tengo-responde su compañero-pero todavía no lo he empezado.

Cuando ando por ahí, en la calle, en el metro o en el bus, me gusta fijarme en lo que lee la gente:
Ayer había un señor en la parada del autobús cargando con su maletín y "La mano de Fátima"; esta mañana en el metro una chica leía a mi lado el tercer volumen de Larsson y ni pestañeaba; hasta que se ha levantado para bajar no he podido ver de qué libro se trataba.

Da la sensación de que la literatura está de moda. Que no estás "en la onda" si no has leído los últimos best sellers. Y pensando en ello, he llegado a la conclusión de que todo empezó con "Los pilares de la tierra", siguió con "La sombra del viento", "El código Da Vinci", "La catedral del mar", y hasta ahora.
Supongo que mucho tiene que ver en esto (quizá todo) el marqueting de las editoriales. Han encontrado ahí un filón y lo explotan, lo que está muy bien. Se crea la necesidad de leer un libro como se crea la necesidad de comprar un coche o de usar una determinada marca de colonia.

Así que creo que si una editorial está dispuesta a poner toda la carne en el asador, invertir tiempo, dinero y esfuerzo, hará un éxito de cualquier novela que se proponga. Por eso, entre buenas novelas por méritos propios, se cuelan a veces bodrios que se venden como rosquillas; de ahí la mala fama de los best sellers.
Pero una novela comercial no es necesariamente mala. ¿No os parece?

¡Uff! ¡Lo que hace "la caló"! Se me están derritiendo las neuronas.

sábado, 11 de julio de 2009

Un relato para el fin de semana


Como hoy estoy un poco vaga les he pedido a los gatos que os cuelguen algún relato para el fin de semana, y este es el que han elegido:

EL ASCENSOR

Pulsó el botón de bajada con rabia. La jefa de mantenimiento la tenía tomada con ella. No había día que pudiera salir a su hora; en el último momento siempre surgía alguna urgencia: “Adelaida, antes de irse suba a la planta veintisiete y dele una pasadita a los despachos, que mañana hay una reunión muy importante”. ¡Una pasadita a los despachos! ¡Como si fuese cosa de unos minutos! Pero ¿qué podía hacer ella? Sólo callarse y aguantar. No estaba en situación de plantarle cara a nadie, ¡gracias tenía que dar de haber conseguido aquel trabajo!
Y encima, el maldito ascensor parándose en todas las plantas. No le gustaba estar en las oficinas cuando empezaban a llegar los empleados, la miraban con condescendencia, con desprecio. Siempre había alguna secretaria que le hacía vaciar un cenicero en el que humeaba una colilla manchada de carmín que ella misma acabada de tirar, o una papelera con un solitario papel aún tembloroso arrugado en el fondo. Sólo para humillarla, para dejar clara su posición de superioridad.
Estaba cansada y de mal humor, se sentía sucia. Lo único que deseaba en aquel momento era salir del edificio cuanto antes y refugiarse en su pequeña habitación, darse una buena ducha y descansar. ¡Maldito ascensor…! ¡Por fin! El timbre de aviso anunció su llegada y el indicador luminoso señaló la planta veintisiete. Antes de que las puertas se abrieran tuvo tiempo de ver su reflejo en ellas y le disgustó el aspecto enmarañado de sus cabellos. Pero lo peor aun estaba por llegar: dentro del ascensor estaba él, Gonzalo, el hijo del director general. Adelaida dudó un instante, sin decidirse a entrar, tenía que haber utilizado el montacargas, pero estaban descargando material y ella tenía prisa por marcharse. Gonzalo le lanzó una rápida ojeada que la recorrió de arriba abajo, después, desvió la mirada con un mal contenido gesto de fastidio, “¿Piensa entrar o no?”, preguntó. Ella musitó una disculpa ininteligible y entró encogida, con la cabeza gacha; se dirigió al rincón más alejado de él y se ovilló allí, como si quisiera desaparecer, fundirse con el ángulo que formaban las paredes del habitáculo.
En la planta veintiséis el ascensor se detuvo de nuevo y entraron un hombre y una mujer que saludaron a Gonzalo con familiaridad e intercambiaron con él algunas frases triviales. Eso, a Adelaida le dio un respiro; le permitió observar a Gonzalo discretamente, posar la mirada en su nuca bronceada por el sol invernal de alguna elitista estación de esquí, detenerse en sus anchos hombros y recorrer su espalda a placer, contemplar sus cuidadas manos y demorarse en cada uno de sus largos dedos como si los acariciara, cerrar los ojos e inhalar su fragancia…
En la planta vigésima la pareja se despidió de Gonzalo y volvieron a quedarse solos. Estaba segura de que él había olvidado por completo su presencia y no se atrevía ni a respirar. Entonces el ascensor dio una brusca sacudida y se detuvo entre dos pisos; “¿Y ahora que pasa?” dijo Gonzalo para sí mientras pulsaba con insistencia el botón de la planta baja sin que la máquina respondiera; seguidamente, con creciente nerviosismo, pulso el timbre de alarma. Adelaida no se movió, no sabía qué hacer ni qué decir hasta que Gonzalo empezó a golpear las puertas y a gritar pidiendo socorro al borde de la histeria. “No se preocupe” se atrevió a decir con timidez, “este ascensor falla a veces, enseguida volverá a ponerse en marcha”. Gonzalo se volvió hacia ella y le lanzó una mirada cargada de rencor, como si la joven tuviera la culpa de lo que ocurría, se aflojó la corbata y trató de componer un gesto digno en tanto se dirigía al fondo de la caja metálica con paso vacilante y respirando con dificultad. Pegó las manos y la espalda contra la pared y miró angustiado hacía arriba buscando una salida, algún resquicio por el que poder escapar: no había ninguno, el techo se ajustaba a las paredes de la cabina como una pesada losa.
Su frente se había perlado de sudor y estaba alarmantemente pálido; Adelaida temió que fuera a desmayarse. “Será mejor que se siente” sugirió aproximándose a él y empujándolo del brazo hacia el suelo. Gonzalo se desasió bruscamente y la miró como si estuviera loca: "¿su traje de Armani por los suelos?". Pero una nueva sacudida que hizo descender el ascensor unos centímetros más, transformó su protesta en un grito de pavor y se aferró con tal fuerza a Adelaida que la arrastró al suelo consigo. “Tranquilo…tranquilo, no pasa nada…” musitó la muchacha tratando de mantener la calma pese a que ella también empezaba a estar asustada. Gonzalo intentó sonreír, pero el pánico que reflejaban sus ojos convirtió su gesto en una mueca grotesca. “Padezco claustrofobia”, confesó, “me aterrorizan los ascensores…”, ella compuso una tímida sonrisa para tranquilizarle, “no se preocupe”, repitió, mientras en un impulso inconsciente le secaba la frente con su raído foulard. Él, en lugar de rechazarla, sonrió agradecido. De pronto, acuclillado en aquel rincón sin soltar el brazo de la muchacha, parecía un niño indefenso y a Adelaida le pareció más guapo que nunca, tanto, que tuvo que reprimir sus deseos de besarle. Entonces el ascensor emitió un extraño sonido, un escalofriante lamento que los dejó paralizados a los dos antes de desprenderse de su última y precaria sujeción y precipitarse al vacío en una alocada carrera hacia el fin…
Tras el aterrador estrépito que produjo el impacto contra el fondo, Adelaida todavía tuvo fuerzas para mirar a Gonzalo y sonreír, apoyada su cabeza sobre el pecho de su amado, antes de abandonarse a su abrazo para siempre.


(Relato original de Lola Mariné publicado en el libro "Dejad que os cuente algo").

miércoles, 8 de julio de 2009

Ya es oficial: ¡tengo agente literario!

Todavía me cuesta creer lo rápido y fácil que ha sido todo, pero así es: tengo una agente que ya está trabajando por mi novela y un contrato en mis manos.

Siempre confié en "Nunca fuimos a Katmandú", pero estaba preparada para recibir muchas negativas antes de verla publicada. Todo el mundo me decía lo difícil que era que una editorial o una agencia te leyeran, que te diesen una oportunidad, que jugaban muchos factores además de la calidad del manuscrito; pero había que intentarlo.

Creo que fue a finales de febrero cuando colgué un post anunciando mi intención de empezar a mover la novela. Ese mismo día envié un escueto email y un par de capítulos a una agencia de la que había oído hablar muy bien, y a la mañana siguiente tenía una respuesta en mi correo.
Lo demás ya lo sabéis porque lo he ido contando aquí puntualmente. Ahora ya puedo desvelar que se trata de la agencia de Sandra Bruna y que todo se lo debo a Joan Bruna, el padre de Sandra, que desde el primer momento se tomó un interés personal por mi novela. Gracias,Joan. Siempre te estaré agradecida.


Hoy el día prometía. Ha empezado con un precioso reconocimiento por parte de mi querido amigo Stanley Kowalski en su blog al que desde aquí también quiero dar las gracias, y se ha cerrado con la certeza de ver publicada mi primera novela en breve. ¿Qué más se puede pedir?

Estoy feliz, feliz, feliz.

lunes, 6 de julio de 2009

Mi Odisea particular


Lo primero, felicitar a TitoCarlos y Stanley Kowalski que han acertado el título del libro del que hablaba en el post anterior.

El premio consiste en un viaje virtual a Dublin para tomarnos unas buenas cervezas irlandesas en el Temple Bar, y ya de paso, hacer una ruta literaria por los escenarios de Ulises.

¡FELICITADES A LOS DOS!

Y hablando de Ulises, he de decir que una vez superadas las primeras páginas ya se va haciendo un@ al peculiar estilo narrativo y se disfruta la lectura. Es de gran ayuda la pequeña explicación de cada capítulo que da el traductor, José Mª Valverde (creo que es una de las mejores traducciones), y que te sitúa en el espacio y el tiempo, además de aclararte quien "habla" en cada momento y cual es la situación, cosa que no se molesta en hacer Joyce sino que tienes que inferirlo, lo que no resulta nada fácil.

Aun así tengo que releer partes con frecuencia. Pero no importa; en cada relectura se descubren cosas nuevas y se comprende mejor.
Ya os contaré más cuando lo termine.

Buena semanita para tod@s y que no paséis mucho calor.

viernes, 3 de julio de 2009

¡Que calor! (post interactivo)

¿A que es un título original? Seguro que no se lo habéis oído decir a nadie últimamente, ¡jajaja...!
Hace tanto calor que no soy capaz ni de darle a la tecla. Ni cuenta me había dado que llevaba desde el lunes sin escribir un post hasta que mi amigo Stanley Kowalski me ha puesto en "busca y captura". Y es que la solitaria neurona que deambula por mi cerebro está medio derretida.
Menos mal que tengo el mar cerca y muchos días salgo a trabajar con el biquini debajo de mis "formales" modelitos de vendedora y un pareo en la cartera, y cuando termino me voy a la playa a darme un chapuzón. Esto no lo digo para despertar morbo, sino envidia a l@s de secano, jeje.
Para sobrellevar mejor la canícula he elegido una lectura "ligerita" que tenía pendiente desde hace mucho tiempo y no me atrevía a incarle el ojo; por respeto, y por pereza, que todo hay que decirlo.
No os voy a decir que libro es. A ver si lo adivináis con unas pequeñas pistas:
De momento, ni caso a lo de "ligerita". En realidad es una novela difícil, considerada una de las mas grandes obras de la literatura, que, como El Quijote, todo el mundo dice haber leído y valorar sobremanera, pero que en muchos casos, es mentira; o no la han leído o no han pasado de las primeras páginas. Algo comprensible, por otra parte, porque en el primer capitulo no se entiende nada. No tiene nada que ver con las novelas convencionales. De hecho, hay guias y consejos para afrontar su lectura.
Es un "tocho" de casi setecientas páginas con letra pequeña, y el traductor dedica las primeras sesenta a ponernos en situación...Cuando la cogí en la biblioteca, el bibliotecario, muy amable, me dijo si tendría bastante con tres semanas para leerla, que es el plazo normal, le dije que probablemente no, y sin más, me concedió seis semanas. Lo cual, contribuyó a asustarme todavía más.
He leído el primer capitulo con dificultad, releyendo, volviendo atrás, con el diccionario a mano,y aun así no he entendido gran cosa. Pero tiene un no sé qué que qué sé yo, que me encanta y me lo estoy pasando genial. Es música, es poesía, es diferente a todo lo que he leído.

¿Alguien sabe de qué libro se trata? Habrá premio para quien lo adivine. Y si no, daré más pistas.

¡Feliz finde!

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