miércoles, 30 de diciembre de 2009

Es tiempo de formular propósitos y deseos


El Tió (ya sabéis, el tronco ese con barretina que caga regalos por Navidad aquí en Catalunya) me trae cada año una estupenda agenda del año que se avecina.
Es un regalo que me encanta. Me fascinan esas 365 páginas en blanco que iré llenando día a día y me pregunto con curiosidad de qué se llenarán.

En la primera página anoto mis propósitos y deseos para el año entrante, y cuando acaba, los reviso para comprobar cuales se han cumplido y cuales no; entonces repito los que no se han cumplido o están en proceso y tacho los conseguidos para añadir otros más. De ese modo los tengo siempre presentes y me esfuerzo por conseguir que se hagan realidad, porque alcanzar objetivos no es cosa de magia, sino de esfuerzo personal.

Lógicamente 365 días dan para mucho, para que pasen cosas buenas y cosas malas; de las malas intento aprender algo, y las buenas procuro disfrutarlas al máximo.


El balance del 2009 es muy positivo, y espero que el 2010 sea una continuación en la que acabe de materializarse todo lo que se ha iniciado este año.

Intuyo que será un año de cambios importantes en mi vida que espero poder compartir con vosotr@s, con toda la familia bloguera.

Os deseo a tod@s lo mejor. Que entréis en el 2010 con ilusión y con fuerza y que todos vuestros sueños se realicen.

Pero ya sabéis: hay que cumplir los propósitos para que los deseos se hagan realidad.

¡FELIZ 2010!

sábado, 26 de diciembre de 2009

Los gatos de la cabecera: el origen


Uno de los prodigios de Internet es que te permite reencontrarte con personas que en otro tiempo quizás nunca habrías vuelto a ver, aún viviendo en la misma ciudad.

Hace exactamente cuatro años, por estas mismas fechas, este invento propició una reunión entre antigu@s compañer@s de colegio; y me gustó comprobar que mis amigas de entonces se habían convertido en estupendas mujeres (pese a la espantosa educación de la época que nos tocó vivir, dicho sea de paso).

Me impactó la imagen que algunas compañeras guardaban de mí: "Tú siempre estabas castigada"; "Dibujabas muy bien"; "te gustaba mucho cantar y bailar"; "tú eras la escritora...".

Me fui a casa pensando en esto último:"tú eras la escritora...". Casi se me había olvidado. ¿Y por qué no?, me dije entonces. Fue cuando me propuse ponerme a escribir "en serio", y hasta hoy.

Pero estoy divagando. ¿Qué tiene que ver todo esto con el título del post?, os preguntaréis. Pues que en esa reunión me encontré con Rosa que es la creadora de los gatos de la cabecera.

Rosa es artesana; trabaja a diario en su taller y los fines de semana vende sus creaciones en un puesto de las Ramblas de Barcelona. Los gatos, como podéis ver en las fotos, son en realidad lámparas; tiene otros diseños, a cual más bonito, y también vende dinosaurios que exhalan incienso por la boca, cocinas antiguas humeantes, brujas y otros artilugios más sencillos para el incienso. Todo hecho por ella misma con papel reciclado, madera y cerámica.

Como veis, la parada en sí misma ya es una belleza. Estos días de Navidad está en la feria de la Gran Vía, (entre Viladomat y Calabria, para l@s que estéis en Barcelona y queráis hacer un regalo original), el resto del año la podéis encontrar al final de las Ramblas.

Ese es el origen de los gatos que Rosa me permite usar generosamente, y le debía, cuando menos, un post de agradecimiento.

Gracias, Rosa.

jueves, 24 de diciembre de 2009

FELIZ NAVIDAD



Mis mejores deseos de felicidad para tod@s, en estos días y todos los días de vuestra vida.

martes, 22 de diciembre de 2009

Fin de curso


Como ya os comenté la pasada semana, ayer finalizaba el Taller de Escritura que tod@s habéis seguido durante los tres últimos meses con tanto interés y aprovechamiento como yo misma, por lo menos.

La casa se empezó por el tejado: con agradecimientos varios, despedidas y entrega de diplomas, porque, dadas las fechas en las que nos encontramos, tanto el responsable del Ámbito Cultural como Montserrat Tolosa, de Trivium, que organiza estos cursos, tenían otras ocupaciones que requerían su presencia.

Después nos quedamos con Mercedes Abad para leer algunos de los trabajos presentados, tomar buena nota de sus últimas indicaciones y despedirnos, copa de cava en mano, como tenemos por costumbre.

He de decir que lamento que el curso se termine, se me ha hecho corto y los lunes me va a faltar algo. Pero ha sido muy intenso y productivo y me quedan muchos libros de los que nos ha ido recomendando Mercedes por leer y mucho de lo aprendido por poner en práctica, y espero que algo me quede de todo esto y se note en mis trabajos futuros.

Mercedes Abad no sólo es una buena escritora sino que es una magnifica enseñante; no todo el mundo tiene la capacidad de transmitir sus conocimientos con la claridad, dominio de la materia y entusiasmo con que ella lo hace.
Si alguna vez tenéis la oportunidad de hacer un curso con ella, no lo dudéis. Y no dejéis de leer sus estupendos libros de relatos; merecen la pena.

Os adelanto de paso que pronto tendremos aquí una entrevista que me ha prometido.

(Os pongo unas fotos del evento, aunque ayer no tenía yo el día y salí horrible en todas, pero bueno, es lo que hay...).

Felices fiestas para tod@s y un saludo también a mis compañer@s del curso.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Una de autobombo bloguero


En el relajo del domingo acabo de darme cuenta de que he superado las ¡20.000 visitas!
Hace apenas unos meses celebrábamos las 10.000. Las visitas se han duplicado en la mitad del tiempo.

Ya sé que no tiene la menor importancia, much@s de vosotr@s tenéis tropecientas mil, pero comprobar que tu blog tiene aceptación y las visitas y comentaristas aumentan constantemente es un buen estimulo para seguir adelante.
Así que de nuevo os doy las gracias a tod@s y espero y deseo que sigáis visitándome y que el número de amig@s virtuales siga creciendo.


Y aprovecho para agradecer a dos de es@s amig@s que hayan pensado en mi a la hora de compartir su afecto en forma de regalos que a mi vez quiero compartir con tod@s vosotr@s (no puedo elegir a un@s cuant@s como suelen indicar las normas que generalmente acompañan a estos premios).
De Antonio me llega el Premio Amante Literario acompañado de una pregunta que os invito a responder: ¿Y tú por qué lees?



El otro me lo ofrece Ro y hay que formular tres deseos (que podéis confesar aquí o no, jeje...).

Si quereis seguir la cadena de ambos premios podéis hacerlo ofreciéndoselos a otr@s amig@s; yo os lo paso a tod@s.

Feliz domingo y feliz semana.

viernes, 18 de diciembre de 2009

De tres en tres


Mi ansia lectora me ha llevado a convertir en hábito el hecho de leer los libros de tres en tres (y porque me refreno ¿eh? que si no...).

En la última tacada le he dado una nueva oportunidad a Murakami que no me había convencido con su "Al sur de la frontera, al oeste del sol". He leído "Tokio Blues" y me ha gustado mucho. Aunque he pillado un divertido "gazapo": ya sé que los japoneses son los reyes del mambo en esto de la tecnología pero ¿tanto como para que el protagonista pudiera escuchar CDs en 1969? Bueno...
"Tokio Blues" habla de crecimiento, del paso de la adolescencia a la madurez de un joven a través de sus relaciones personales. Ofrece interesantes reflexiones, humor y ternura.


"El jugador" de Dostoyevski tiene un trasfondo autobiográfico, ya que el propio autor tuvo problemas durante toda su vida con el juego; y lo único que puedo decir de esta novela es que se trata de una obra maestra condensada en muy pocas páginas y escrita, al parecer, en apenas un mes por necesidades económicas. Absolutamente recomendable para cualquier lector/a e imprescindible para tod@s l@s escritor@s.


Y la triada se completa con "La Divina Comedia" de Dante. No dudo que será una gran obra, pero a mí me ha aburrido, lo siento. Quizás porque la traducción que cayó en mis manos no era muy buena, o porque la he cogido en un momento que no era el más adecuado para enfrentarme a esta lectura, o porque no soy yo muy dada a moralismos y esas cosas.
Ya me daréis vuestra opinión.


Disfrutad el fin de semana (bien abrigadit@s, eso sí).

martes, 15 de diciembre de 2009

Taller de literatura (IX)


Para llegar al Ámbit Cultural hay que atravesar la Avinguda del Portal de l'Ángel, una de las calles más comerciales de Barcelona, con todas sus tiendas, los puestos de artesanía, la iluminación navideña y, a las puertas del centro comercial, se topa un@ con Papá Noél tocando la campanita ...Inevitablemente se nota el ambiente pre-navideño en el curso, tanto entre l@s alumn@s como en la profesora: tod@s como colegiales oliendose las vacaciones a la vuelta de la esquina.

Entregamos los trabajos: un relato breve y una reseña sobre uno de los textos que teníamos que leer.
Después entramos en materia; nos queda por ver el tema del espacio y la atmósfera de la novela que trataré de resumiros un poco, aunque como siempre os digo: es difícil transcribir aquí dos horas tan intensas, pero vamos a ello:

Actualmente se tiende a que la descripción del espacio sea sucinta para no cansar al lector, salvo que se quiera utilizar para crear una atmósfera determinada, cierto suspense o presentar de manera indirecta a alguno de los personajes.

En el siglo XIX se le daba mucha más importancia a la descripción del ambiente porque se creía que decía mucho de los personajes (lo cual sigue siendo cierto), y porque la visión que podiamos tener del mundo era mucho más limitada que ahora y ésta era una forma de conocer escenarios que tal vez nunca podríamos ver de otro modo.

Los personajes deben moverse en el espacio y en el tiempo; un personaje no puede ser el mismo al final que al principio de la novela, tiene que haber evolucionado, y el desplazamiento por distintos escenarios ayuda a conseguirlo.

Las descripciones ambientales, además, sirven para cambiar el ritmo del relato; ya sea relentizándolo o acelerándolo. Pueden romper la intensidad de una escena dialogada o crear espectativa ante la que se avecina.

Y con esto se acaba la teoría. La próxima semana...¡Cava, diplomas, fotos y risas!

domingo, 13 de diciembre de 2009

¡Punto y final!


Ayer estuve escribiendo hasta las tantas, impaciente por ponerle el punto y final a mi novela.
To@s l@s que escribís sabéis la enorme satisfacción que se siente al terminar, al cerrar el circulo, al dar por finalizada la misión que nos habíamos encomendado a nosotr@s mism@s.

Pero el trabajo no acaba ahí, al contrario, ahora es cuando empieza de verdad: ahora toca reescribir; no corregir, sino reescribir.

No siempre es así, cada novela es distinta, como lo es cada parto (jeje...).

"Nunca fuimos a Katmandú" fue mucho más fácil, la tenía dentro, y sólo tuve que sentarme ante el ordenador y dejar que fluyera. Cuando la terminé sabía que apenas necesitaba una revisión para asegurarme de que todo estaba bien.

En cambio ésta me ha costado bastante más; he dudado, me he atascado, y la he terminado sabiendo que hay mucho que mejorar. Es como si hubiese escrito una larga sinopsis desarrollando personajes y situaciones, y ahora que lo tengo todo claro, que sé de qué va la historia, puedo ponerme a escribirla de verdad. Pero estoy contenta. Sé que al final me sentiré muy satisfecha de ella.

Ahora descansaremos unos días (la novela y yo), bueno, no del todo porque seguiré dándole vueltas en mi cabeza y recopilando información (me he metido en un berengenal que desconozco y necesito mucha documentación). Pero no me sentiré en la obligación de sentarme cada tarde a escribir, tenga ganas o no, vea por dónde tirar o me encuentre perdida. Cuando la retome será todo mucho más fácil, y ya estoy impaciente por ponerme a ello (yo siempre estoy impaciente por algo ¡jajaja!).

¡Feliz semana para tod@s!

(Imágenes tomadas de Internet).

jueves, 10 de diciembre de 2009

El abuelo

El abuelo tenia noventa y seis años, yo catorce. Hasta donde puedo recordar, siempre le vi postrado en una silla de ruedas o tendido sobre su cama; un saco de huesos dentro de un pijama de rayas; un muñeco de trapo inerte, humillado, ausente; esperando, siempre esperando….
Toda la familia se sentía orgullosa de su longevidad, parecía asunto de honor que llegara a los cien, como si de batir un récord se tratara. Todos menos él, y yo; a mí me daba pena. Adivinaba el hastío en sus ojillos ausentes, me dolía el sinsentido de su prolongada existencia. La vida le había premiado con muchos años, pero se cobraba un alto precio en su cuerpo marchito, maltrecho, pero no así en su mente. El abuelo, a su pesar, conservaba toda su lucidez, su memoria intacta; a veces, en sus días buenos, contaba anécdotas de su infancia o su juventud, recordaba el más pequeño detalle. Y entonces sonreía, y cuando lo hacía su sonrisa iluminaba la habitación. De pronto se ensombrecía, su boca se torcía en un gesto cansado y decía que quería morir, que estaba harto. Todos le hacían callar: “¡no digas tonterías, abuelo!”. Y él callaba, se encogía en su silla y se tragaba su tristeza; yo sentía su impotencia, la inutilidad de su dolor.
Uno de aquellos días malos en que permanecía en cama mirando al techo durante horas mientras todos estábamos en el salón, oí unos sonidos extraños procedentes de su habitación, me asomé y descubrí alarmado que respiraba con dificultad. Se ahogaba. Quise correr a avisar pero él me detuvo con un gesto, me acerqué y asió mi mano negando con la cabeza. Me angustiaba el sonido que salía de su garganta, como de animal herido, yo quería pedir ayuda, pero su mano huesuda aferraba la mía y leí en sus ojos una súplica; entonces comprendí.
Me quedé junto a él, con sus ojos clavados en los míos, hasta que dejó de hacer ruidos y la presión de su mano cedió; sus párpados se entornaron y una sonrisa se dibujó en sus labios. Entonces separé mi mano de la suya y volví al salón. Me senté con los demás y no dije nada. El abuelo descansaba y yo no quería que nadie le molestara.

(Relato original de Lola Mariné publicado en el libro "Tiempo de Recreo").

martes, 8 de diciembre de 2009

Perdón imposible, de José Antonio Millán



Esta semana no hay taller de literatura a causa del puente, pero no por ello os vais a librar de mi recién descubierta vocación de "maestrilla cutrilla", jeje...así que aprovecharemos para comentar el libro sobre puntuación de José Antonio Millán del que ya os he hablado anteriormente y que acabo de terminar.

El título nace de una anécdota que se cuenta en el prólogo del libro y que ilustra la importancia que puede tener una coma:
Un rey recibe para firmar una sentencia que dice así: "Perdón imposible, que cumpla su condena". Al rey le pilló magnánimo y decidió mover la coma de sitio, resultando: "Perdón, imposible que cumpla su condena", con lo que cambia el destino del condenado.

Creo que es un libro imprescindible para tod@s l@s que escribimos y os lo recomiendo sin ningún género de dudas. Me consta que algun@s de vosotr@s ya os habéis hecho con él y que os ha parecido tan interesante y útil como a mi.


Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (o algo así) os comento que, viendo circular lotería por todos los blogs se me había olvidado por completo que yo también tengo mi parte gracias a Ro, una amiga mejicana que quiso compartirla conmigo entre otr@s amig@s. Las normas para participar podéis encontrarlas en su blog o en el de Carlos que fue de donde nació la idea.

Yo quiero compartirlo con:

El mundo tras mi cámara
AnaPedrazayMiguel
Blanca Miosi y su mundo
El mundo de ElDeme
Historias Cálidas
Plaza Masadas

Es difícil seleccionar sólo cinco blogs (seis, que se me ofende Susana, jeje), pero creo que much@s ya habéis recibido vuestra participación.

¡Suerte para tod@s!

sábado, 5 de diciembre de 2009

Préstame un libro

A la mayoría de la gente aficionada a la lectura se le hace cuesta arriba eso de prestar libros, ¿por qué?, me pregunto yo.
Y me respondo: porque no sé que tienen los libros que despiertan nuestra avaricia, un ansia de posesión, de fanático coleccionismo...Y los acumulamos en nuestras estanterías como el mayor de los tesoros aunque sepamos que nunca más volveremos a leerlos, y a riesgo de que una noche nos despierte un gran estrépito provocado por la extenuada y deforme estantería que se ha partido por la mitad desparramando las joyas de la corona por los suelos.
¿Recobraremos la razón, entonces, y nos desharemos de algunos libros? ¡¡NOOO!! Arreglaremos el estante, lo reforzaremos, añadiremos más si es preciso, y también más libros, como si quisieramos perecer sepultados por ellos.

Por otra parte, cuando alguien nos pide un libro prestado es como si nos arrancaran a un hijo de nuestros brazos con la dolorosa certeza de que no volveremos a verlo nunca.

Porque otra extraña peculiaridad que tienen los libros es que se encariñan de tal modo con su nuev@ amig@ que raramente regresan a su hogar primigenio.

-Oye, ¿ya te has leído el libro que te presté?
-Sí, si, mañana te lo devuelvo.

Y éste diálogo se puede repetir durante años, hasta que nos damos por vencid@s o lo olvidamos (que sospecho que es eso precisamente lo que persigue el/la usurpador/a...).

Personalmente, a base de cambios de casa y de "¿cómo me llevo ahora todo esto"?, he ido perdiendo ese espíritu coleccionista, y conservo sólo algunos libros amarillentos a los que tengo un especial cariño y sé que releeré algún día (de hecho, lo estoy haciendo), otros por sentimentalismo, porque alguien me los regaló o me recuerdan un momento especial de mi vida, o los que subrayé por una razón u otra y me gusta revisar de vez en cuando.
Pero ahora ya no acumulo libros. Entre otras cosas porque muchos los cojo de la biblioteca pública y otro me los bajo de Internet y los leo en la PDA; aún así no me resisto a seguir comprando algunos, pero, salvo excepciones, no me importa prestarlos o regalarlos.

¿Y vosotr@s? ¿Sois coleccionistas maníac@s o derrocháis generosidad?

Feliz finde (sobre todo para l@s que tienen puente...).

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Taller de literatura (8)


En la recta final del curso (nos quedan sólo dos sesiones), tratamos un tema tan importante y difícil para algun@s escritores como son los diálogos en una narración.

El diálogo permite al lector asistir a la escena, es una manera de dar a conocer la psicología de los personajes, las relaciones que hay entre ellos, hace avanzar la novela y produce un cambio de ritmo.

El diálogo además permite a la novela "respirar", y también al lector; es más fácil de leer y da un aspecto visual al texto más ligero que una descripción que ocupa páginas y páginas.

Es importante saber combinar descripción y diálogos en su justa medida y que éstos últimos sean los esenciales, o sea, que los personajes no deben hablar por hablar, sino decir lo justo y necesario, y además, ser breves.

Insisto en lo que comentaba en el post anterior: para aprender a escribir diálogos es muy útil leer teatro o guiones cinematográficos, y también repetir los diálogos en voz alta.


Otro tema que tratamos fue la focalización interna, es decir, la narración hecha desde el punto de vista de uno de los personajes. Es difícil distinguirla del narrador omnisciente; quizás la diferencia radique en que es una narración subjetiva, y no objetiva como debería serlo desde el narrador. En la focalización interna el personaje puede opinar, juzgar, sentir...cosas que el narrador no debería hacer, salvo relatar la historia sin hacerse notar demasiado.

Para documentar ambos temas leímos fragmentos de "La regenta" de Clarín, de "Mirall trencat" de Mercè Rodorera, y de "Uno es soledad" de J. Thurber.

¡Ya tenéis deberes para esta semana!

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