sábado, 26 de mayo de 2012

El relato de terror

Vaya por delante que el relato de terror nunca me ha aterrorizado demasiado (y valga la redundancia), igual que el relato humorístico, que pocas veces me ha hecho reír. Supongo que es por la limitación de medios, es difícil transmitir esas emociones solo con la palabra, cosa que no ocurre en el cine, donde se puede recurrir a infinidad de efectos para crear la atmósfera adecuada.
El relato de terror, sin embargo, es tan antiguo como el propio mundo, o cuando menos, tanto como la capacidad humana de comunicarse. Es fácil imaginarse a nuestros antepasados sentados en torno a la hoguera inventando historias y vigilando su espalda de vez en cuando, no fueran a hacerse realidad...
Pero fue a mediados del siglo XVIII cuando se puso de moda.
La principal característica del relato de terror es su ambientación, por lo que aquí las descripciones son muy importantes y deben ir in crescendo hasta llegar a ese clímax que nos haga saltar del sofá.
Por ese motivo el lenguaje es más culto y elaborado que en el relato gótico donde se buscaba el efecto deseado a través de palabras precisas y efectistas; aquí el efecto lo produce el discurso en su conjunto.
Los escenarios son, como en el relato gótico, cementerios, ruinas, castillos, lugares solitarios...y los ambientes nocturnos, oscuros, lugares tenebrosos y solitarios.
Los personajes pueden ser monstruos, zombies, hombres lobos, fantasmas, vampiros, asesinos psicópatas o personas corrientes que probablemente serán las víctimas.
El relato de terror juega con los miedos más ancestrales del ser humano, por lo que  los temas más socorridos serían el mal, lo oculto o desconocido, la crueldad humana, el dolor y la muerte.
La técnica puede ser lineal, in media res o de flash back, y es importante la anticipación: pequeños detalles que nos den pistas de lo que puede ocurrir y vayan sembrando la inquietud en el lector.
Cuando hablamos de relato de terror pensamos de inmediato en Edgar Allan Poe y su más ferviente seguidor y discípulo, W. Lovecraft, en quien nos hemos centrado.
Lovecraft tiene un estilo elegante y envolvente que logra, si no asustarnos, sí crearnos una sensación de inquietud y angustia y visualizar los escenarios que nos describe con absoluta nitidez.
Hay muchas recopilaciones de relatos de este autor, pero yo os recomendaría, por ejemplo: El pantano de la luna y Mis amados muertos.

Hasta la próxima semana!



viernes, 18 de mayo de 2012

El relato de aventuras

Es un género popular sin más pretensión que procurar entretenimiento al lector, y es adecuado tanto para niños como para adultos.
Las características serían un lenguaje sencillo, personajes planos, mucha acción, un ritmo  rápido,  intenso, que se logra con situaciones extremas, y variedad de escenarios.
Los temas más comunes son los viajes, el misterio, el riesgo y la fantasía.
Los personajes son poco complejos, héroes y heroínas inteligentes y atractivos, y, curiosamente, es uno de los géneros en que la mujer sale mejor parada desde tiempos remotos; no es una damisela lánguida a la espera del héroe que la rescate sino que toma la iniciativa, es fuerte y decidida y a menudo es ella la que resuelve los problemas y rescata a su compañero.
La técnica que se utiliza suele ser la narración lineal o in media res, sin complicados saltos adelante o atrás para que la lectura resulte cómoda y sencilla.
Los escenarios serán exóticos o inexplorados, o lugares inventados y fantásticos.
Las descripciones deben ser lo suficientemente amplias como para que el lector pueda visualizar los ambientes y sentirse inmerso en ellos.
Aquí se suele dar la superposición de géneros. El relato de aventura se combina a menudo con el género policial, la ciencia ficción, el relato fantástico e incluso la novela histórica.
Autores representativos serían Julio Verne, Emilio Salgari o Jack London, que es el autor que hemos elegido.
London, sin embargo, se aparta un poco de las características habituales del género, ya que sus personajes suelen ser héroes solitarios y sus aventuras casi siempre tienen un desenlace fatal. Pero sí utiliza un lenguaje sencillo que transmite, no obstante, una gran intensidad, y paisajes exóticos y remotos.
Como ejemplo hemos leído Encender una hoguera. Muy recomendable.

sábado, 12 de mayo de 2012

El cuento infantil

El cuento infantil tiene un origen muy antiguo,  hunde sus raíces en la tradición popular y se transmitía de forma oral. No estaba pensado para niños sino para adultos, y tenía una intencionalidad moralista, como es el caso de las fábulas (Esopo, La Fontaine).
Fue  la sencillez y simplicidad de los relatos, enriquecida por la imaginación de los autores, lo que con el tiempo los orientó hacia el público infantil. De ahí que muchos de los cuentos clásicos resulten crueles e incluso provoquen temor en los niños, como los de Perreault (Cenicienta, Caperucita),  Los hermanos Grimm (Blancanieves o Hansel y Gretel) o Andersen (El patito feo o La Sirenita).
La vieja fórmula del "erase una vez, en un pais muy lejano..." no era una simple moda sino que tenía la clara intención de evocar, de despertar la imaginación y trasladarnos a mundos fantásticos.
Para ilustrar el tema elegimos  cuentos de Oscar Wilde, como El gigante egoísta o El famoso cohete.
Las características del cuento infantil serían, básicamente, la sencillez del lenguaje, mucha acción y pocas descripciones, una narración simple y lineal, frases cortas y un final feliz.
Los personajes suelen ser planos, muy diferenciados unos de otros y con "malos" histriónicos. Pueden ser humanos, animales, objetos o seres fantásticos.
Y los temas tantos y tan variados como los dirigidos al público adulto teniendo en cuenta la edad de los niños a los que va dirigido.
A diferencia de los antiguos, los cuentos actuales están escritos expresamente para los niños y pensados para cada franja de edad y tienen una marcada intención didáctica. Enseñar de forma amena y divertida sería la consigna.

¡Feliz semana!

lunes, 7 de mayo de 2012

La Generación Kindle

Hacía tiempo que tenía ganas de dedicar una entrada a la Generación Kindle. Lo hago hoy por fin para celebrar que Nunca fuimos a Katmandú ha alcanzado el número 1 en sus categorías y está en 3ª posición en el Top de los más vendidos.
La Generación Kindle está compuesta por un grupo de escritores que un buen día decidieron publicar sus obras en Amazon, ya fuera porque estaban hartos de que agentes y editoriales los rechazaran o porque a pesar de haber publicado en papel querían dar una mayor  difusión a su obra, como es mi caso, o por puro convencimiento, porque consideran prescindibles los intermediarios, como es el caso de Blanca Miosi, que ha visto convertidas sus novelas en auténticos best sellers.
Lo mismo ha ocurrido con Armando Rodera y otros compañeros a los que he ido conociendo a través de nuestro grupo de Facebook. Otros amigos de este tejado se están uniendo a esta generación que dará mucho que hablar: Maribel Romero, Jospe Capsir, Sergio Ros, Mián Ros, Jesús Alonso y muchos más (perdonadme si no los nombro a todos).
Tal ha sido su éxito, que algunos de ellos, como Blanca Miosi y Armando Rodera entre otros, han sido contratados por una editorial y verán sus novelas inéditas publicadas también en papel.
Y yo me pregunto: ¿es este el futuro? ¿Servirán las librerías digitales para tantear al lector y después publicar en papel sobre seguro? Es posible.
Os he dicho muchas veces que soy una romántica del papel, y pese a todas las alegrías que me está dando el ebook de mi novela, sigo queriendo ver mis libros expuestos en las librerías físicas, tocarlos, olerlos, firmarlos...Pero hay que estar con los tiempos y aceptar que el libro digital es el futuro, y el futuro ya está aquí. Solo espero que ambos formatos convivan en armonía.
Lo que está claro es que el escritor ya no depende de agentes o editores para ver realizado su sueño; puede valerse por sí mismo y será el público quien lo juzgará, quien lo ensalzará o lo arrinconará.
Los cimientos del mundo editorial se tambalean, y quienes movían los hilos hasta ahora, deberían ponerse las pilas y  encarar el futuro con ojos nuevos e ideas frescas.

jueves, 3 de mayo de 2012

El relato fantástico

Dentro de la definición de Relato Fantástico se engloban muchos tipos   distintos de relatos, como la Ciencia Ficción, el  Relato de Terror o el Cuento Infantil.
Para ilustrar el tema elegimos a Kafka y La Metamorfosis, obra de sobra conocida por tod@s, y que reune las principales características de este género:

En el Relato Fantástico se producen hechos extraordinarios o sobrenaturales.
El autor puede dar rienda suelta a su imaginación, no hay límites, siempre que respete la coherencia de la narración.
Se parte de una situación real y de pronto se produce un hecho inexplicable y sorprendente (Gregorio se despierta una mañana convertido en un insecto).
Los personajes están poco definidos (se habla del padre, la madre, la hermana...ni siquiera conocemos sus nombres ni nada de su personalidad).
El espacio y el tiempo son imprecisos (no hay descripciones del escenario ni sabemos cuándo ocurre la acción).
Lo real y lo irreal se confunden (Gregorio piensa, razona y actúa como una persona normal, pese a su aspecto exterior).
El relato tiene un desarrollo lógico que da  verosimilitud a la historia.
La narración es subjetiva (en este caso, está enfocada en Gregorio) para ganarse la empatía del lector.
El desenlace no resuelve el conflicto y a menudo el final queda abierto.

Todo ello crea una sensación de inquietud, de incertidumbre, y siembra la duda. Esto se produce en un entorno laico en el que lo extraordinario ya no se achaca a la divinidad sino que se trata de comprender.

Y esto es todo por hoy :)

Por cierto, que no puedo comentar en muchos blogs, ¿os pasa lo mismo? Blogger como siempre haciendo de las suyas.

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