lunes, 26 de noviembre de 2018

La gente feliz no escribe novelas


La gente feliz no escribe novelas, y probablemente, tampoco las lee.

Si nos fijamos en la respuesta de la mayoría de escritores ante la pregunta de ¿por qué escribes?  suelen ser de carácter dramático, trascendental, de insatisfacción, de mucho comerse el coco, ¡vaya!

Dice Vargas Llosa: "para exorcizar mis demonios"; Paul Auster:" intentamos sacarle partido a nuestras heridas"; Antonio Tabucchi; "porque estamos aquí y querríamos estar allí"; Andrés Newman: "escribo porque el dolor agradece que lo nombren".

Hay  respuestas más alegres y despreocupadas, claro está. Hay quien dice que escribe para ganar dinero (?), otros que porque no saben hacer nada más, y también los hay que dicen hacerlo porque les divierte.

De lo que no cabe duda es de que tiene que existir dentro del escritor un componente de melancolía, de cubrir una necesidad, de crear para satisfacerla, de exteriorizar sentimientos, ansias, anhelos; quizá de escapar, de inventar mundos mejores. Y todo eso, si no encuentra salida, crea ansiedad. Y la ansiedad es  desasosiego, incomodidad.

¿Por qué si no íbamos a encerrarnos a solas en una habitación durante horas y horas? No me imagino yo a un niño bien, con su coche deportivo, la música a toda máquina, dinero en el bolsillo y amigos con los que salir de farra cada noche haciendo semejante "locura".

Los locos somos los inconformes, los que pensamos, los que sufrimos, los soñadores...

¿O no es así?


Reflexiones de una escritora en un lunes lluvioso.
¡Feliz semana a tod@s!



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