domingo, 21 de enero de 2018

Redes sociales: ¿aliadas o enemigas de los escritores?

Con Lorenzo Silva en la librería Negra y Criminal

En estos días se está hablando de que Lorenzo Silva ha cerrado su cuenta de Twiter. Lo admiro por ello (y por algunas cosas más) y comprendo sus razones.

Esto me ha llevado a reflexionar sobre la utilidad que tienen las redes sociales para los escritores.

Para los noveles e independientes su utilidad es innegable: nos permite darnos a conocer, nos ofrece un escaparate universal para presentar nuestras obras, nos hace visibles.

En mi experiencia personal he de decir que debo mucho a las redes sociales. Las editoriales hoy en día no dedican mucho tiempo ni esfuerzo a la promoción de libros y autores, salvo que sean de reconocido prestigio, lo que me parece contradictorio puesto que los grandes se venden solos y las editoriales deberían apoyar a los que empiezan,  pero ellos sabrán... A los independientes las redes sociales les/nos permiten llegar a los lectores; hartarlos con nuestras promociones, eso también es verdad, pero siempre he pensado que lo que no se ve no existe.
Presentación de Con la muerte en los tacones

Aunque los lectores no lo crean, nosotros también nos cansamos de "dar la paliza", al menos yo. Pero, nos guste o no, es parte de nuestro trabajo. Y he comprobado que si hago promoción, vendo, y si no la hago las ventas cae en picado.

Es cierto, como dice Lorenzo Silva, que las redes sociales nos quitan mucho tiempo, y a veces nos metemos en "jardines" que no solo no nos aportan nada sino que incluso nos perjudican. Pero hoy por hoy, para mí (y creo que para muchos compañeros), son un mal necesario.

Prometo cerrar mi cuenta de Twiter cuando (como Silva) tenga 100.000 seguidores. Así que ya sabéis: seguidme, leedme y os dejaré en paz. Ánimo, solo me faltan 91.600 seguidores :) .

Momento familiar con mi hijo
Las redes sociales son armas de doble filo. Pueden ser muy útiles, pero también destructivas. En ellas todos somos jueces y jurados, todos estamos en posesión de la verdad, todos podemos crucificar a quien no piense igual que nosotros. Y los personajes públicos están más expuestos que nadie; sus opiniones se sobredimensionan, tanto a favor como en contra.

Pero en las redes también encontramos apoyo, amigos, entretenimiento, diversión.

Como todo en la vida, es saber utilizarlo en su justa medida. Yo intento marcarme unos horarios (lo que no siempre consigo), medir lo que digo (que tampoco lo logro), y utilizarlas de forma racional como escritora y como persona.

No sé si lo consigo, lo que sí sé es que hoy por hoy, no podría prescindir de ellas. Ya son parte de mi vida. La forma de relacionarse más fácil, rápida y efectiva del siglo XXI.
¿O no?

sábado, 13 de enero de 2018

¿Qué harías si te dijeran que te queda un año de vida?


Así empieza mi novela más reciente, Con la muerte en los tacones.
Va de una cuarentañera poco agraciada, infeliz, en el paro y abandonada por su marido que se pregunta a menudo si su vida podría ser peor, y un buen día obtiene la respuesta: sí.
Un desvanecimiento inoportuno la lleva a descubrir que le queda un año de vida. Y lo que en un principio casi le supone un alivio, acaba siendo un revulsivo que convierte ese año en el más  intenso y feliz de su existencia.

Todo eso ya lo sabéis, porque lo repito hasta la saciedad en las redes sociales con la noble intención de captar vuestro interés y que os animéis a leer el libro.

Presentación de Con la muerte en los tacones
en la Biblioteca Francesca Bonnemaison

Pero lo novedoso de esta novela es que crea un interesante debate cada vez que la presento en público. Como ocurrió en la última presentación que hice en diciembre de 2017 en la Biblioteca Francesca Bonnemaison.

En las presentaciones de Con la muerte en los tacones no necesitamos llegar a ese punto en que el maestro de ceremonias dice aquello de "si queréis comentar algo o tenéis alguna pregunta...", momento tras el cual se crea un incómodo silencio porque nadie se anima a decir nada. Con esta novela, cuando invitamos a los asistentes a hablar son varias manos las que se levantan para dar su opinión. Y no es de extrañar. Al fin y al cabo hablamos de la Muerte, algo que tarde o temprano nos llegará a todos, pero normalmente no nos gusta pensar en ello.

Con mi hijo Álvaro
en la presentación de la novela
Quiero aclarar que aun tratando de un tema tan serio, esta novela es tierna, divertida y optimista. Si algo pretende, es invitarnos a la reflexión, a tomar conciencia de que debemos vivir cada minuto de nuestra vida como si fuese el último, porque cualquier momento puede serlo.

Yo no sé cómo reaccionaría si me dijeran que me queda un año de vida. Quizás me paralizaría el pánico, quizás querría dejarlo todo atado y bien atado, quizás me gustaría exprimirlo hasta la última gota.

Como la mayor parte de la humanidad, prefiero no saberlo. Pero lo que sí me gustaría es que me pillara contenta, satisfecha de mi vida y de lo que he hecho con ella.

Espero que a vosotros os ocurra lo mismo. Amén.

PD: Aprovecho para comentaros que me quedan algunos ejemplares y estamos de liquidación. Si alguien está interesado en adquirir el libro no tiene más que decirlo :)


martes, 2 de enero de 2018

Toca resumen y propósitos

Con mi hijo Álvaro

El 2017 me deja un buen sabor de boca a nivel personal, que no en lo general, ya que ha sido un año muy difícil particularmente para Catalunya, tierra en la que nací, en la que vivo y a la que amo sin dejar de ser ciudadana del mundo.

Tampoco ha sido nada fácil para ese Mundo, con mayúscula, del que todos formamos parte. Y no voy a enumerar todo lo malo que nos ha entristecido y sobresaltado porque es de sobra conocido.

París



Centrándome en mi 2017 particular debo decir
que lo despido con cariño y agradecimiento. He escrito nuevas historias, he publicado otro libro, he viajado y he intentado disfrutar del día a día, a veces a lo grande y más a menudo de manera íntima y sencilla, saboreando las pequeñas cosas.

Por lo tanto el balance es positivo, y al 2018 solo puedo pedirle más de lo mismo: seguir escribiendo, publicar un nuevo libro (que será para abril), disfrutar de más viajes (no sé dónde ni cuándo pero los habrá), y continuar llenando mis días de vida, de alegría y de pequeños y grandes momentos.

Acrópolis de Atenas




Aunque a decir verdad, no es al año a quien tengo que pedirle ni agradecerle nada; al fin y al cabo, no es más que el transcurrir del tiempo que hemos decidido compartimentar de una manera determinada, sino a mí misma, a mi esfuerzo y mi actitud ante la vida, y a las personas que me rodean, que me quieren y apoyan.

Los años no son buenos ni malos per se, somos nosotros quienes vamos llenando esas hojas en blanco del calendario con nuestras acciones, nuestros pensamientos y nuestros deseos.

Presentación de "Con la muerte en los tacones"




Así que mis deseos para el año que empieza son en realidad mis propósitos.

En este momento tenemos ante nosotros un cuaderno en blanco (siempre me ha encantado estrenar cuadernos). Espero y deseo que los vuestros, al igual que el mío, se llenen de todo cuanto deseáis.


Otra presentación de "Con la muerte en los tacones"







¡FELIZ 2018!

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