martes, 26 de enero de 2021

La soledad del escritor


 
Hoy me he tropezado con este texto que escribí hace 10 años sin sospechar que la vida propiciaría esa soledad de la que, de algún modo, me quejaba en ese momento. Lo cierto es que hasta se ha pasado (la vida), tanto, que a muchos se nos hace difícil ponernos a la tarea. A mí, entre ellos, lamentablemente.

Hoy día, con los medios que tenemos a nuestra disposición,  todo el mundo puede escribir; y de hecho, así es: cualquier persona puede escribir una novela y publicarla a través de plataformas o editoriales que se dedican a hacer realidad lo que para algunos es un capricho.
Pero ser escritor o escritora es otra cosa.
Ser escritor requiere tiempo, dedicación, disciplina, concentrarse seriamente en el trabajo durante meses o años; requiere soledad, muchas horas de soledad diarias que tal vez un@ preferiría emplear charlando con l@s amig@s, o estando con su familia, o saliendo de fiesta por ahí.
Creo que ser escritor o escritora es el trabajo más solitario del mundo.

Porque en cualquier otro trabajo se tienen compañer@s, clientes. Se puede pintar con otras personas, componer entre amig@s, bailar en un ballet. Pero para escribir un@ tiene que hurgar en su mente, darle vueltas a una idea, ir creando su forma, y después pasarlo al papel (o al ordenador, o a la libreta), y todo ese proceso sólo puede realizarse en soledad.
Yo, por lo menos, soy incapaz de escribir con ruido o gente alrededor; quizás por eso me planteé escribir en serio bastante tarde, porque antes estaba demasiado dispersa.

Y, no sé para vosotr@s, pero para mí, esa exigencia de soledad es lo más duro.

Muchas veces tengo que sacrificar otras cosas que me apetecería hacer para encerrarme sola a escribir; y al cabo de unas horas a lo peor hasta me deprimo porque llevo toda la tarde sola. Pero si salgo y estoy con gente o haciendo cualquier cosa, estoy deseando encerrarme de nuevo para seguir con mi novela...
También es verdad que después de pasarme toda una tarde escribiendo me siento bien, muy bien.
Pero es duro ¿no creéis? Ser escritor o escritora no es tan fácil ni tan bonito como pueda parecer.

viernes, 8 de enero de 2021

El peor año de nuestra vida

Cada vez que finaliza un año a muchos nos gusta hacer balance de lo que ha sido. Este año parece que no tenemos muchas ganas, es lógico, 2020 será siempre un año de infausto recuerdo. Esperemos que el 2021 que recibimos con tanta ansía no nos decepcione y todo vaya mejorando. No ha empezado bien, y eso es normal, cambiar de calendario no opera el milagro, si fuera así, el negro 2020 habría sido el año más corto de la Historia, con gusto le habríamos dado carpetazo en el mes de marzo.

Parece que cada generación tiene una catástrofe reservada para dejar impresa su huella en la historia del Mundo. A nosotros nos ha tocado el Covid19, pero si lo pensamos bien, peor fue la época de nuestros padres y abuelos, con una Guerra Civil y la Gripe Española. El Corona Virus nos ha pillado en plena era de Internet, con avances médicos que han podido paliar sus efectos y que lograrán vencerlo, confiemos, que a corto plazo. No hemos tenido que correr a refugios al sonar las alarmas sin saber si volveríamos a casa, todo lo contrario, solo con refugiarnos en nuestro hogar, rodeados de comodidades, estamos a salvo.

Sé que no es igual para todo el mundo, que muchas personas han fallecido, que muchas familias tienen que lamentar la pérdida de alguno de los suyos, que otros han perdido sus trabajos y sufren las consecuencias económicas, que vivimos una crisis terrible de la que no será fácil salir. Pero quiero aferrarme a la parte positiva de todo esto, que aunque no lo creáis, también la tiene.

Hemos aprendido una lección: no somos invencibles, no somos todopoderosos, tenemos que vivir el momento porque nunca sabemos lo que puede ocurrir. Han cambiado nuestros valores: hemos entendido que son más importantes las personas que las cosas, los sentimientos que las posesiones; el valor de un abrazo, de un beso, la compañía de un ser querido. Hemos aprendido a estar solos, tal vez nos hemos encontrado con nosotros mismos y hemos reflexionado, y probablemente, nunca volvamos a ser los mismos de antes. Ojalá sea así.

Mi balance, al final, es positivo; tal vez, incluso más positivo que otros años. La desgracia no me ha tocado de cerca, he tenido momentos felices y los he disfrutado en los breves espacios de tiempo en que me ha estado permitido hacerlo; he sufrido como todos la soledad, el aislamiento, sobre todo en el último trimestre que por cuestiones personales me he sentido al borde del abismo, pero he sacado un gran aprendizaje de todo ello y he salido fortalecida y más sabia. 

¡Incluso he publicado una nueva novela!

En esta ocasión, suena superfluo desearos feliz año nuevo sin más. Os deseo fortaleza, salud y buen ánimo para afrontar lo que nos quede y fe en que saldremos adelante y recuperaremos nuestras vidas, por lo menos, tal como eran.

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