jueves, 26 de noviembre de 2015

Los escritores, esos seres tan... particulares.

En los últimos tiempos he leído algunas novelas protagonizadas por escritores que me han llevado a pensar que los escritores no son como la mayoría de las personas. Al menos, los escritores que se inventan los escritores  como personajes de sus novelas... Pero ¿están esos personajes muy lejos de la realidad? ¿Son una manifestación de lo que los escritores piensan de sí mismos o de sus colegas? ¿O quizá proyectan en sus personajes lo que les gustaría hacer o decir pero no pueden o no se atreven?

Los personajes de las novelas parecen tener un gen especial que tanto puede manifestarse en un brote de genialidad como de locura. Quizá el vivir durante mucho tiempo inmersos en un mundo ficticio, entre seres que no existen, y poniéndose en su piel, difumine la fina línea entre realidad y ficción y afecte a su pensamiento lógico.

Y ahora no sé si estoy hablando de escritores de ficción o reales. Esa es la cuestión...

Me viene a la memoria la novela de Rafael Costa, La novelista fingida, en la que una joven se apodera del manuscrito de una amiga y lo presenta como suyo alcanzando un enorme éxito, y no repara en medios para conseguirlo (no quiero desvelar más por si no la habéis leído).

En otra novela titulada Soy un escritor frustrado (el título ya lo dice todo), de Miguel Ángel Mañas, el protagonista, es decir, el escritor frustrado, secuestra a una de sus alumnas de literatura con el mismo objetivo, y la cosa solo puede acabar como el rosario de la Aurora...

En mi propia novela, El caparazón de la tortuga, donde se elucubra también entre realidad y ficción, es la falta de ideas lo que lleva a uno de los protagonistas a elaborar un plan maquiavélico para apoderarse de la mente y la imaginación desbordada de un talentoso joven.

Y seguro que existen muchos ejemplos similares en la literatura.

Las redes sociales nos dan una visión políticamente correcta de los escritores y las relaciones entre ellos. Todos somos encantadores, amigos de nuestros colegas, dispuestos siempre a ayudarles y apoyar su trabajo, incluso en detrimento del nuestro... nos alegramos de sus éxitos y lamentamos sus fracasos. No existe la envidia ni la menor maldad. ¿De verdad?

¿Somos los escritores tan solidarios y generosos? Hum... Eso no casa con el supuesto ego descomunal que parece que también llevamos en los genes.

Bueno, ahí lo dejo. Solo son desvaríos de una escritora en una tarde de noviembre :)

martes, 10 de noviembre de 2015

Hace cinco años y siete libros

Celebrando el natalicio en casa
Tal día como hoy, el 10 de noviembre de 2010 se presentaba en sociedad mi primera novela, Nunca fuimos a Katmandú. Fue en el Ámbit Cultural de Barcelona, y no os podéis imaginar (o sí) la emoción, la ilusión, la alegría que me embargaban. Mi sueño se había cumplido, y aquel fue, sin lugar a dudas, uno de los días más felices de mi vida.

Recuerdo que mi mayor temor era que no viniera nadie a la presentación (lo sigue siendo, la verdad, y creo que lo es también para muchos compañeros escritores, dicho sea de paso), al fin y al cabo, yo era una completa desconocida; solo disponía de este humilde blog y me acababa de abrir una cuenta en Facebook por consejo de alguien. Pero la sala se llenó de amigos, familiares, compañeros de trabajo, conocidos virtuales, completos desconocidos, alguien que pasaba por allí... y me sentí muy arropada. Me acompañaban en la mesa mi agente, Joan Bruna, y mi editora, Montserrat Altarriba, y enseguida me encontré en mi salsa, no en balde tenía un pasado de actriz :)


Un momento de la presentación


Nunca fuimos a Katmandú se vendió muy bien en toda España y en Sudamérica, y antes de que muriera del todo (ya sabemos que la vida de los libros en las librerías es muy breve) publiqué la versión digital en Amazon y enseguida se convirtió en un best seller. En España, donde fue número 1 en ventas,  se vendieron unos 12.000 ejemplares en 2012, y también llegó al número 1 en Alemania y en Italia. A día de hoy todavía se sigue vendiendo, aunque de una manera mucho más discreta, por supuesto.


Ha llovido mucho desde entonces (es un decir...) y a Nunca fuimos a Katmandú le han seguido seis títulos más (que no voy a enumerar porque todos los conocéis de sobra) y un par de traducciones, hasta llegar a El caparazón de la tortuga, que apenas acaba de iniciar su andadura y no deja de darme alegrías.

Panorámica de la sala
A lo largo de estos años ha habido de todo, momentos buenos y malos, de euforia y de desánimo, pero el balance es del todo positivo. Me siento satisfecha de y con mi trabajo y  no me puedo quejar de los resultados, de lo que voy consiguiendo día a día; "se hace camino al andar" como decía el poeta, y creo que estoy en el camino correcto sin importar demasiado adónde me lleve, disfrutando del viaje, que en definitiva es lo único que de verdad importa.

Gracias a todos los que habéis creído en mi desde el principio, me habéis apoyado y lo seguís haciendo.


martes, 3 de noviembre de 2015

HAVANNA JAZZ CLUB, edición alemana

Hoy sale a la venta la versión alemana de Habana Jazz Club (con "v" y doble "n"), editada por AmazonCrossing, la firma editorial de Amazon.
Y ya la tenemos en los tres idiomas: español, inglés y alemán. Así que quien no la lea será porque no quiere, ya que  opciones no faltan.

Espero que le vaya bien entre el pueblo germano. De hecho en español se ha vendido bien allí, al igual   que Nunca fuimos a Katmandú, que tuvo muy buena acogida y estuvo en el número 1 del ranking en español durante bastante tiempo; claro que en ambos casos era en español, y probablemente las leían compatriotas nuestros y lectores interesados en la lengua de Cervantes.

Pero confío en  que a los alemanes  les guste tanto como a los lectores de habla inglesa la edición en inglés, que se está vendiendo muy bien y cada final de mes me llevo una agradable sorpresa cuando recibo los informes de ventas :)

Pero lo que importa de verdad no es el resultado económico sino expandirse y llegar cada vez a más lectores. No os podéis imaginar la ilusión que hace ver un libro tuyo traducido a otra lengua. En inglés, además, me ha servido para practicar y creerme que lo domino perfectamente, como sé lo que pone en cada línea...
En cambio en alemán pueden haber traducido lo que les haya dado la gana porque no entiendo absolutamente nada. Ya me enteraré una vez empiecen a llegar comentarios a Amazon.



Post scriptum: Acabo de entrar en la página de Amazon.de para copiar el enlace y descubro con sorpresa que Havanna Jazz Club está en el número 2 del Top de Literarische Belletristik für Frauen, que vaya usted a saber lo que significa, pero mola :)

¡Sed felices!


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