miércoles, 21 de marzo de 2018

Comentando mis últimas lecturas


Este año me he propuesto no dejar que se me acumulen las lecturas (a veces, hasta olvidarme de ellas) sin comentarlas en el blog.

El primer libro que leí en 2018 fue La casa de los amores imposibles, de Cristina López Barrio. 
Clara Laguna es una hermosa adolescente de un pueblo castellano de principios del siglo XX. Cuando se enamora perdidamente de un hacendado andaluz, su madre, una hechicera tuerta, la previene de la maldición de las Laguna: están condenadas a sufrir el desamor. Así, el hacendado la abandona tras quedarse embarazada y Clara, ciega de rabia, abre un burdel en la casona roja, a las afueras del pueblo. Allí, da a luz a Manuela, una niña fea y marchita...

Una historia en la que conoceremos a varias generaciones de mujeres de una familia, duras y desdichadas, en la que encontraremos pasión, odio, venganza, amor y tragedia. El estilo literario podría circunscribirse en el realismo mágico con bonitos giros poéticos en ocasiones, pero también situaciones duras y algo repetitivo en las historias de las distintas mujeres que, al menos a mí, me provocaba cierta confusión.




La segunda que leí fue La reina del sur, de Arturo Pérez Reverte.
Una historia de corrupción, drogas, amor y muerte en la que, por primera vez en la obra de Arturo Pérez-Reverte, la mujer se convierte en protagonista absoluta.
La novela está basada en hechos reales y su escenario es el estado mexicano de Sinaloa, que es al parecer, un núcleo de corrupción y narcotráfico.
Me sorprendió el uso del lenguaje mexicano, aunque no entendiera algunas palabras, ya que le da como una mayor verosimilitud a la novela, y el evidente trabajo de documentación que hay detrás, como es habitual en el autor.
Con este escritor, como con otros, me ocurre que aunque no me interesen mucho los temas que trata me encanta como escribe.

La siguiente novela que leí fue El cielo ha vuelto, de Clara Sánchez.
Patricia es una joven modelo de pasarela cuya vida parece marcada por el éxito. En un vuelo de trabajo conoce a Viviana, su compañera de asiento, que le advierte que tenga cuidado porque alguien de su entorno desea su muerte. Descreída y nada supersticiosa, cuando Patricia regresa a la felicidad de su hogar decide olvidarse de esta recomendación sin fundamento. Hasta que una serie de fortuitos accidentes, que afectan a su trabajo y a su vida privada, la llevan a buscar a Viviana para encontrar una explicación a estos sucesos.
Esta novela fue Premio Planeta en 2013, por eso, después de hojearla un poco me animé a leerla. No me gustó, la protagonista resulta antipática por más que se empeñe en caernos bien y la narración va perdiendo interés a cada página, además encontré varias erratas que me parecen imperdonables en una editorial como Planeta.

He leído algunas más pero las dejamos para otro día.

miércoles, 7 de marzo de 2018

Día de la Mujer. Felicitaciones, no, gracias.


Mañana es el Día de la Mujer, así, a secas, porque trabajadoras somos todas, las que trabajan "fuera" y las que trabajan "dentro", las que tienen un trabajo visible y valorado y las que tienen un trabajo invisible y que nadie tiene en cuenta; las que cobran un sueldo y las que se ven obligadas a trabajar gratis y además no tienen ningún derecho porque no cotizan; y las que trabajan "dentro" y "fuera" a la vez (la gran mayoría).

Mañana es el Día de la Mujer, el de todas las mujeres del mundo, también el de las niñas que son casadas con viejos cerdos a la fuerza; el de las mujeres que sufren el cruel y salvaje castigo de la ablación; el de las que son violadas, maltratadas, vendidas, subyugadas y humilladas en nombre de religiones y tradiciones machistas.

Y no entraré en el tema de las mujeres artistas y creadoras (pintoras, escritoras, músicos, etc), que podemos parecer privilegiadas, porque nos  extenderíamos demasiado, pero desde luego, privilegiadas no somos, si nos comparamos con los hombres.



No hay nada que celebrar, pero mucho que sacar a la luz. Para eso ha de servir este día, para dar visibilidad a las mujeres del mundo y denunciar la injusticia, el desprecio a los derechos humanos, la desigualdad salarial y social; para entender que hay que educar en la igualdad y el respeto y hacer lo que sea preciso para cambiar las cosas de una vez por todas.

Este año damos un paso más: se ha convocado una huelga, ¿os podéis imaginar lo que ocurriría en el mundo si todas las mujeres dejaran de trabajar? (¿Las de dentro y las de fuera, las de los trabajos visibles y los invisibles?). Sería un caos.

La humanidad está formada por hombres y mujeres, y la mitad de la humanidad no puede estar supeditada a la otra mitad, TODOS SOMOS IGUALES. No somos nada los unos sin las otras, las otras sin los unos.



El feminismo tiene mala prensa de un tiempo a esta parte, quizá porque el machismo ve que se tambalean sus cimientos; nos llaman "feminazis", y yo diría que ese es el nuevo machismo, el machonazismo.
Cuando abrí este blog me declaré feminista, decía entonces y me reitero en ello, que cualquier mujer en su sano juicio tiene que ser feminista. Los hombres de bien y medianamente inteligentes, también. Esta es una lucha de todos, hombres y mujeres. No queremos quitarles nada, no queremos estar por encima de ellos, queremos estar a su lado y ser consideradas como lo que somos, como iguales.

Así que seguimos en la lucha, y ojalá llegue el tiempo en el que el Día de la Mujer ya no tenga ningún sentido.

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