viernes, 24 de enero de 2014

Un año después


Con Buhan, la del traje tradicional soy yo

Hoy, 24 de enero, hace justo un año que mi hijo y yo salíamos para Katmandú con el fin de trabajar como voluntarios en una escuela de Tikapur, una pequeña población del sudoeste de Nepal. Nos esperaba un largo viaje, dos días de aeropuertos, cuatro aviones y la incertidumbre de no saber muy bien con qué nos íbamos a encontrar.

Un año después puedo decir que fue una aventura maravillosa que me encantaría repetir, y espero poder hacerlo algún día.


Álvaro y yo en una fiesta





Precisamente esta semana estoy dando el último repaso al libro que relata esa experiencia y que verá la luz para Sant Jordi (el día del libro) con el sello de Parnass Ediciones. Y este trabajo me está permitiendo recuperar el recuerdo de  aquellos días que siento tan cercanos y tan lejanos a un tiempo.

Mis niñas del cole


Empecé el primer borrador a la semana de mi regreso; necesitaba revivir todo aquello y no quería que el tiempo pudiera borrar ningún detalle de mi mente. Ahora lo estoy reviviendo todo de nuevo y recupero cada recuerdo, cada sensación, cada momento vivido entre aquellas gentes increíbles que no tienen nada pero que jamás pierden la sonrisa.

Bailando en otra fiesta


Para mí éste será un libro muy especial y espero ser capaz de transmitiros todo ese cúmulo de sensaciones y sentimientos; que os divirtáis con las anécdotas, los contrastes culturales, las situaciones curiosas; que descubráis cosas que os sorprendan como me ocurrió a mí en su momento; en suma, que lo disfrutéis tanto como lo estoy haciendo yo al escribirlo.

Ya sabéis, tenemos una cita el 23 de abril :)

lunes, 13 de enero de 2014

Mi "hijo" secreto

El Confidente
Hoy comparto con vosotros un "secreto a medias", ya que ha sido descubierto por el inefable Confidente de la AEI (Agrupación de Escritores Independientes) de la que formo parte, y cuyo blog os recomiendo visitar. 
Fue una travesura que se me ocurrió hacer el pasado verano, bajo los efectos de la canícula, y que, a lo tonto, me está reportando muchas satisfacciones, aunque sea de forma anónima.
Y quien quiera saber más... que investigue por su cuenta ;)






OBJETIVO: LOLA MARINÉ
Eran las 17:21 h. cuando el AVE en el que viajaba de Madrid a Barcelona se detuvo en la estación de Sants.
Durante el trayecto había repasado mentalmente los pasos que seguiría para que mi misión concluyese en éxito, uno más que acumular a la larga lista de trabajos bien hechos que me han mantenido durante dos años en la élite de los informadores.
Busqué un taxi e indiqué al conductor la dirección a la que deseaba dirigirme. Entonces consulté mi reloj y, seguro como estaba que ella mantendría su rutina, solicité que diese una vuelta por los alrededores del Camp Nou, el estadio de mi equipo favorito, antes de tomar la Diagonal para dirigirnos al centro.

Encontré una ciudad bulliciosa. Los últimos cuarenta o cincuenta minutos de luz natural que restaban contemplan el ir y venir de centenares de personas que se movían nerviosas, como si la mayoría hubiese dejado para el final las compras navideñas.
Tanteé con la mano el dispositivo electrónico que guardaba en un bolsillo interior de mi trenca, una de las tres únicas armas que necesitaría aquella tarde.

—¿Qué? ¿De turismo? —preguntó el taxista, sacándome de mis cavilaciones.
—En realidad, solo una visita rápida —le contesté—. Esta misma noche regreso a Madrid.
Mientras la conversación se tornaba intrascendente, de pura cortesía, llegamos al destino.
—Aparque aquí y espere —le indiqué.
Volví a mirar el reloj y sentí cómo la adrenalina empezaba a apoderarse de mí. Era una sensación que me excitaba, un salto al vacío que generaba un maravilloso vértigo.
Y con solo un minuto de “retraso”, se abrió la puerta del portal y apareció ella. Iba abrigada sabiendo que caería la noche y la temperatura antes que regresase a casa. Detuvo un taxi y la perdí de vista.
—Siga a ese coche, por favor.
Mi conductor obedeció, mientras atrapaba su mirada fugaz a través del retrovisor. Pero no dijo nada.
Estuvimos callejeando alrededor de quince minutos hasta que su taxi se detuvo enfrente del Café de L’Ópera, en plena Rambla, un exquisito local a medio camino entre el Neoclasicismo y el Modernismo, que según me dijo mi taxista, era uno de los cafés más populares de la ciudad.
—Regreso en un minuto. No se vaya —le dije, saliendo al exterior.

Aunque no pude verlo, estoy seguro que consultó el contador para ver cómo sería de grande la faena que le haría si echaba a correr dejándole plantado. Pero nada más lejos de mi intención.
Me asomé brevemente a los cristales de la puerta para comprobar que Lola se sentaba junto a un grupito de personas dispuesta a disfrutar de una buena tertulia, casi seguro que literaria, como tenía por costumbre hacer.
Lola Mariné, escritora
Sonreí y regresé al taxi.

—¿Va todo bien? —me preguntó nada más entrar.
—¡Claro!
—¿Y ahora?
—Regresamos a la dirección que le di.

Otra vez su mirada. Pero poco me importó. La misión se estaba cumpliendo con total exactitud. En unos minutos me despediría de él y jamás volveríamos a vernos.
Llegué a la puerta del portal. Esperé que mi taxi desapareciese entre el tráfico aumentante y utilicé para entrar en él una llave que días antes, mientras preparaba la operación, había conseguido tomar prestada a una vecina despistada.

Recordé la primera vez que lo hice. El corazón se me salía del pecho. Ahora, sin embargo, latía con absoluta normalidad. Una cerradura, mi segunda arma y yo. Ni siquiera resistió veinte segundos.

“Alguien debería decirle que mejorase la seguridad de su casa”, pensé, y me introduje con sigilo en su interior.

La luz proveniente de la calle fue suficiente para colocarme sin dificultad delante de su ordenador, que encendí después de haberle conectado mi aparatito.
Accedí a su cuenta de Amazon con la inestimable ayuda del dispositivo, que esquivó su contraseña. Y ahí estaba todo su trabajo: Gatos por los tejadosNunca fuimos a KatmandúHabana Jazz Club y una cuarta obra que me sorprendió, pues desde luego no es el género en el que ella se movía habitualmente.
Utilizando un seudónimo que no parecía español, había escrito y publicado una novela erótica... no, no, mucho más que erótica, a juzgar por lo que leí.

Atrapado por la curiosidad, accedí a los informes de ventas de esta obra en su KDP y descubrí las cifras: en su primer mes a disposición del público había vendido 500 ejemplares en Amazon.com y 300 en Amazon.es, "casi ná", que decimos en mi tierra.

Sería por haber ocultado su verdadera identidad utilizando un nombre “extranjero” o por estar de moda este género desde que medio centenar de sombras se perdiesen por todo el mundo, el caso es que Lola Mariné había roto todos los esquemas.

De vuelta a Madrid en el AVE, entré con mi móvil en Amazon y descargué la novela pagando su precio... que yo soy Dente, Confi Dente, un tipo legal.

martes, 7 de enero de 2014

Entrevista itinerante a escritores: Lola Mariné

Desde hace algún tiempo circula de blog en blog, un cuestionario o autoentrevista de nueve preguntas básicas a escritores independientes. Se trata de una idea muy interesante que permite conocer un poco más a los escritores que participamos en esta iniciativa, sus obras, sus hábitos de trabajo, de promoción y sus opiniones acerca de la publicación de libros.
Recibo el testigo de mi colega y sin embargo amigo, Josep Capsir, que en la actualidad triunfa con su novela La herencia de Jerusalén, y es autor también de Relatos para ensanchar las costillas y Las leyes de Hermógenes. Para conocerle un poco más, a él y a su obra, no dejéis de visitar su blog.


El cuestionario y mis respuestas:

1. ¿Cuántas obras tienes publicadas?

Mi primer libro publicado fue Nunca fuimos a Katmandú, que salió en 2010 en papel con el sello de la editorial Viceversa. Al año decidí subirlo a Amazon, a modo de prueba, y el resultado fue tan satisfactorio que me animé a hacer una recopilación de los relatos que tenía desperdigados por varios libros colectivos, revistas y páginas web y publicarlos con Bubok en papel y en digital con Amazon, bajo el título que da nombre a  mi blog, Gatos por los tejados. Por entonces mi agencia tenía ya en sus manos Habana Jazz Club, pero empujada por mi natural impaciencia y viendo que las editoriales no acababan de decidirse, opté de nuevo por la publicación digital en Amazon, donde también se encuentra en versión impresa. En el verano de 2013 quise hacer un experimento y publiqué una novela erótica bajo seudónimo, algo que muy pocas personas saben, y lo cierto es que está funcionando muy bien, sobre todo en Amazon.com, pero no es mi género y dudo que reincida, por lo que prefiero que quede en mera anécdota. En estos momentos estoy a punto de publicar en Amazon un cuento infantil y una editorial tiene prevista para Sant Jordi la publicación del libro sobre mi viaje a Nepal.

2. ¿Autopublicación o editorial?

Esa es la pregunta del millón para los autores independientes. Yo he publicado de las dos maneras, y lo cierto es que cada vez tengo menos claro cuál es mejor. La publicación con una editorial da un cierto prestigio, mayor credibilidad y, ¿por qué no decirlo? más confianza en uno mismo; además de ofrecer una buena distribución y, con suerte, el incentivo económico de un adelanto.
La publicación independiente supone un mayor control sobre tu obra y sus beneficios económicos, pero también mucho más trabajo y una gran responsabilidad porque todo depende de ti. Aparte de que la campaña de promoción no termina nunca, si quieres que tus libros destaquen en la inmensa selva amazónica. Y todo eso llega  a ser agotador.
  
3. ¿Planificas las historias al detalle antes de escribirlas o las dejas surgir sobre la marcha?

Lo cierto es que cuando empiezo una novela tengo una idea muy somera de la historia que quiero contar. Tengo clara la trama general y los personajes principales; también suelo conocer el final. Y a partir de ahí dejo que la novela me sorprenda. Es como si en lugar de escribir una historia la estuviese leyendo, y cada día, antes de ponerme a trabajar, me pregunto qué pasará.  Es lo que me resulta más divertido. Como ir construyendo un puzzle día a día y tener la satisfacción al final de ver que todas las piezas encajan. A menudo yo misma me sorprendo de los resultados.
  
4. ¿Cómo promocionas tus obras?

Como lo hacemos la mayoría de nosotros: a través de las redes sociales, en concreto Twiter y Facebook. En mi blog no suelo hablar demasiado de mis novelas porque creo que puede llegar a cansar. Las presento cuando las publico y tal vez mencione algo destacable de vez en cuando. A partir de ahí mis seguidores habituales ya están enterados y actuarán en consecuencia. En cambio en las redes sociales sí trato de tener una presencia constante. Entiendo que lo que no se ve, no existe, así que dedico varias horas al día a la promoción de forma directa o indirecta, lo considero parte de mi trabajo diario. Pero más que hablar de mis libros lo que hago es interactuar con lectores y compañeros. Creo que es más probable que se acerquen a mi obra por simpatía hacia mí e incluso que me sean más fieles que si les bombardeo constantemente para que me lean.

5. ¿Cuánto tiempo dedicas a escribir?

Suelo dedicar tres o cuatro horas diarias. Aunque cuando estoy muy metida en una novela puede que se conviertan en ocho, o en veinticuatro. A veces la ansiedad y la impaciencia me dominan, sobre todo  cuando ya estoy cerca del final.

6. ¿Has cambiado algún final después de escribirlo?

Casi siempre cambio el final. Decía antes que es una de las cosas que suelo tener claras antes de empezar una novela, más que nada para no quedarme «colgada», pero como luego me dejo llevar por ella puede que los giros en el argumento me conduzcan a un final muy distinto del que tenía previsto, el sea más natural para el desarrollo de la trama. Lo que sí puedo decir es que no soy muy dada a los finales felices.

7. ¿Ebook o libro de papel?

Leo en los dos formatos, aunque debo reconocer que sigo prefiriendo el papel. Tener un libro en las manos, pasar hojas, es una sensación muy especial, como de calidez, como de estar en casa, por muy tópico que les suene a los fans del ebook. Como autora no hay nada comparable a ver tu nombre impreso en un objeto material, tangible, guardarlo, conservarlo, tenerlo siempre a mano.
El ebook es práctico y económico, ideal para viajar y tener siempre algo que leer sin llevar un libro a cuestas. Pero confieso que sigo siendo asidua a librerías y bibliotecas, y en ocasiones, cuando estoy leyendo un ebook, no puedo evitar llevármelo en papel y combinar ambos formatos dependiendo del momento.

8. ¿Cuánto dura tu proceso de documentación?

Como suelo escribir sobre temas actuales y lugares conocidos no necesito documentarme demasiado. Lo hago sobre la marcha cuando me surge una duda o tengo que extenderme en un tema que no domino. Aunque para escribir Habana Jazz Club sí tuve que documentarme bastante. No conozco Cuba, y pese a que la novela transcurre casi toda en España hay una parte en La Habana, y además se me ocurrió situarla al principio de la revolución, por lo que tuve que leerme hasta libros de historia, amén de todo lo que pillé de Zoe Valdés, ver cientos de documentales y películas de la época y pedír ayuda a dos compañeras escritoras cubanas, Marlene Monleón y Vivian Stusser, que me dieron muchos detalles de la vida cotidiana y me asesoraron en cuanto al habla de los cubanos.

9. ¿Algún consejo a los nuevos escritores?

Que no sean impacientes y no se precipiten por ver publicada su obra. Que la trabajen bien hasta que estén convencidos de que está perfecta. Que cuiden todos los detalles y traten de ser objetivos y humildes (algo que parece muy difícil para un escritor). Que sean perseverantes y nunca se den por vencidos. Y cuando hayan publicado, que no se sienten a esperar resultados, que sigan luchando cada día por su trabajo. Nadie dijo que esto fuera fácil.


*****
  




Paso el testigo de esta cadena de entrevistas a Olga Núñez Miret,  escritora y psiquiatra barcelonesa residente en el Reino Unido y   autora de El hombre que nunca existió o Click me happy, entre otras obras

Más sobre ella en este enlace.


LinkWithin

Related Posts with Thumbnails