jueves, 16 de junio de 2016

Amplio reportaje sobre mi vida y mi obra en el blog "Creación y talento", de Mónica Ivulich

LOLA MARINÉ Licenciada en Psicología, actriz y escritora, de Barcelona.

“El caparazón de la tortuga” no solo es un nombre sugestivo, sino que nos invita a ir entendiendo la novela desde la portada, pues allí nos llevará su trama… una trama que me resultó por demás interesante.

Desde ya un thriller psicológico agudo que, como tal, enfrenta a dos personalidades, ambas con una familia muy diferente, una situación económica muy distinta pero la misma soledad y rechazo a y de la sociedad, la necesidad de afecto y un estímulo intelectual en común: la literatura.

¿Qué hacen dos seres, masculinos, inteligentes, que no son homosexuales, aislados en una casa? ¿Cómo se las ingenia la autora para atraparnos desde el principio al fin con solo dos personajes?


Una idea al margen me surge: ¿Existe el thriller sociológico? Porque a mí me gustaría plantear esa posibilidad en la categorización de algunas novelas como “El caparazón de la tortuga”.
(Es que, en esta trama, cada uno de los dos protagonistas centrales son imágenes fractales de una sociedad aislante y aislada por el desamor, por la falta de comunicación, por la manipulación familiar que crea personalidades escindidas, personalidades tóxicas, psicópatas, etc… y toda clase de desviaciones mentales perversiones, adicciones, ocultas o no.)

Dejando esta digresión personal atrás, he de comentar que me fascinó la descripción tan gráfica, casi pictórica, de cada escenario donde transcurre la novela, así como las historias de los personajes centrales y colaterales de la misma. Lola Mariné no ha dejado de dar detalles que nos sitúan frente al protagonista como si lo viéramos moverse:

"Víctor siempre se ponía tres cubitos, después, el líquido derramándose sobre las piezas congeladas, ahogándolas, deshaciéndolas, variando su sonoridad a medida que el vaso se iba llenando. De pronto, aquellos eran los sonidos del mundo: un vaso llenándose y el suave y acompasado zumbido de una impresora vomitando páginas, perezosa."

En síntesis, casi 300 páginas de una historia bien contada, con un final inteligente y una trama digna de ser leída. Altamente recomendable.

SINOPSIS

Un adolescente introvertido y de carácter sombrío desaparece sin dejar rastro; diez años después reaparecerá convertido en el ganador de un importante premio literario. ¿Qué ocurrió durante esos diez años? La explicación se oculta tras su peculiar relación con un hombre adinerado, atormentado y solitario que consume sus días en una aislada mansión; ese encuentro marcará el destino de ambos.
Dos escritores, dos misántropos, dos voluntades encontradas.
Un thriller psicológico en el que nada ni nadie es lo que parece.

Sobre la autora

Le pedí a Lola Mariné me contestara sobre algunos temas y lo hizo gentilmente, he aquí el resultado:


Escribo desde que era una niña, a los 8 años empecé a escribir poesías y cuentos cortos, y a los 13 me atreví con una novela que plasmé en varios cuadernos de cuadrícula que no sé dónde fueron a parar.

Mi primera vocación  fue ser actriz, y a ella dediqué 20 años de mi vida, aunque nunca dejé de leer ni de escribir, pero lo hacía como entretenimiento, como desahogo.

Al mismo tiempo estudié y me licencié en psicología lo que, junto con mi experiencia como actriz,  me ha sido muy útil a la hora de escribir y componer personajes que siempre tienen un profundo trasfondo psicológico.


La crisis económica me empujó a dedicarme a la literatura a tiempo completo, ya que perdí mi trabajo cuando se acababa de publicar mi primera novela, Nunca fuimos a Katmandú y ni siquiera me plateé buscar otro, tenía claro que solo quería dedicarme a escribir, lo que he ido compaginando con trabajos relacionados como lectora y correctora y dando cursos de escritura creativa.

En mi familia siempre entendieron que yo era un poco especial y no me adaptaba a las normas, y si aceptaron que fuera actriz no supuso ningún trauma que decidiera ser escritora. Mi hijo ha convivido con ambas profesiones desde que nació, así que lo asume con naturalidad.

¿Cuándo decidiste que eras escritora?

No sé muy bien cuándo ni cómo decide uno que es escritor puesto que no hay nada tangible que lo respalde. Yo me sentí escritora cuando vi mi primera novela en las librerías y decidí que ese sería mi trabajo a partir de entonces.

¿Qué autores te ha influido en tu vida literaria?

Supongo que me han influido todos los escritores a los que he leído, aunque no sea consciente de ello. Pero cuando empecé a escribir tenía muy presente a Isabel Allende, a la que siempre admiré y leía con interés.

¿Qué temas son tus preferidos? Y ¿cuáles géneros has incursionado?

Empecé escribiendo historias de mujeres, no románticas sino realistas, siempre me ha interesado el mundo de la mujer y me temo que tengo cierta vena feminista. Pero después de siete libros publicados he tocado otros géneros, como el libro de viajes tras mi experiencia de voluntariado en Nepal, con Nepal, cerca de las estrellas; el cuento infantil con Aburrilandia, el país sin libros; el relato breve, con Gatos por los tejados, e incluso el thriller, al que debo confesar que no soy muy aficionada, pero ahí está El caparazón de la tortuga que fue finalista del Concurso de Escritores Indie de 2015.

¿Cómo convocas a tus musas?

Opino, como Picasso, que las musas tienen que encontrarte trabajando. Cuando estoy escribiendo una novela me marco unos horarios, una rutina diaria. Aparte de eso solo necesito silencio para sumergirme por completo en el mundo de ficción que estoy creando y olvidarme de lo que hay fuera.

¿Qué es lo próximo que te gustaría escribir?

Estoy escribiendo una novela sobre el mundo del espectáculo (ya tocaba) y me lo estoy pasando genial recordando anécdotas de mi época de actriz.

¿Te sentiste diferente, bien, o como, después de publicar por primera vez?

Cuando vi mi primer libro en las librerías me sentí maravillosamente. Fue uno de los días más felices de mi vida, mi sueño hecho realidad.

¿Qué le dirías a alguien que quiere publicar su primer libro?


Que sea humilde y objetivo y se asegure muy bien de que ha hecho un buen trabajo antes de publicarlo. Cuando esté convencido de ello, ¡adelante y mucho éxito!

¡Muchas gracias Lola!
                                  Mónica Ivulich

Biografía suscinta:

Lola Mariné es escritora, licenciada en psicología y actriz. Nacida en Barcelona, vivió durante veinte años en Madrid donde se dedicó al mundo del espectáculo. Regresó a su ciudad natal, se licenció en psicología e impartió talleres de teatro en diversos colegios para los que escribió varias obras infantiles y dirigió su puesta en escena.

En sus primeras incursiones literarias participó en cuatro libros recopilatorios de relatos: Tiempo de Recreo (2008), Dejad que os cuenta algo (2009), Atmósferas (2009), en beneficio de la Fundación Vicente Ferrer, y Tardes del Laberinto (2011).

Nunca fuimos a Katmandú, su primera novela, fue publicada por la editorial Viceversa en septiembre de 2010.

Gatos por los tejados, un libro de relatos de temática variada, fue publicado en junio de 2012.

Habana Jazz Club, su segunda novela, se publicó en 2013 y ha sido traducida al inglés y al alemán.

Nepal, cerca de las estrellas (Parnass Ediciones, 2014) es la crónica de un viaje de voluntariado a ese país y ha sido traducida al inglés.

Aburrilandia, el país sin libros, es un cuento infantil que trata de fomentar en los más pequeños el amor a los libros. Fue publicado en 2014.

El caparazón de la tortuga, un thriller psicológico y última novela de la autora hasta el momentofue finalista del Concurso de Escritores Indie 2015.

Todas sus obras están disponibles en Amazon en ebook y papel.

Su actividad actual se reparte entre escribir una nueva obra, dar cursos de Escritura Creativa, realizar informes y corrección de manuscritos y ofrecer charlas y conferencias.

Es la creadora de un blog de carácter cultural:Gatos por los tejadosdonde comparte inquietudes y vivencias con otros autores, y tiene una presencia destacada y activa en redes sociales como Facebook o Twiter.


(Fragmento de El caparazón de la tortuga):

“Aquella era una noche apacible, no se percibía ni la más leve brisa, sin embargo, un repentino golpe de aire agitó las ramas del roble y un desagradable escalofrío recorrió el cuerpo del joven.”

domingo, 5 de junio de 2016

¡Acabada mi cuarta novela!


La semana pasada terminé otra novela, la cuarta, porque si bien tengo seis libros publicados, no todos son novelas; hay un libro de viajes: Nepal, cerca de las estrellas; uno de relatos: Gatos por los tejados; y un cuento infantil: Aburrilandia, el país sin libros.
Así que con Nunca fuimos a Katmandú, Habana Jazz Club y El caparazón de la tortuga, TLB será mi cuarta novela.
A veces tengo que enumerarlos porque ya me lío...
Pero centrémonos en la recién salida del horno, TLB, de la que solo puedo adelantar que va del mundo del espectáculo y que me lo he pasado pipa rememorando mis años de actriz.



Muchos escritores comentan que cuando terminan de escribir una novela se sienten vacíos, deprimidos y no sé cuántas cosas tremendas más. Yo, por el contrario, me siento liberada, eufórica. Quizás sea porque mientras escribo me obsesiono con la novela y la vivo las veinticuatro horas del día. Al principio me lo tomo con más calma porque sé que me queda mucho trabajo por delante, pero cuando se acerca el final me pasa como a los perros cuando vuelven de paseo y ven la puerta de su casa: que empiezan a tirar de la correa como locos para meterse en el portal, ¿no lo habéis observado? Bueno, pues a mí me pasa lo mismo: que quiero terminar y me ataco. Y cuando la termino, me entra el ansia por revisarla y dejarla estupenda; así que la reposo menos de lo que sería conveniente y me lanzo al ataque; pero tras una revisión viene otra, siempre retocas algo y se impone otro repaso para que no se escape nada. 
¿Cuando se termina de revisar una novela? Nunca. Y como eso no puede ser yo considero que está lista cuando soy capaz de leerla con las manos atadas a la espalda, es decir, sin tocar ni una coma.



Ni que decir tiene que eso es del todo imposible, por lo que llega un momento que estoy tan harta de la historia y de los personajes que decido que ya está bien. Pero para cuando llego a ese punto ya estoy tan histérica que ni salgo de casa ni veo a nadie, solo quiero terminar el trabajo. Por eso, cuando por fin la doy por acabada me siento liberada y feliz y no quiero volver a pensar en ella hasta que se publique.

Y ahora sí, TLB duerme  el sueño de los justos hasta que se decida su destino, lo cual no creo que ocurra hasta pasado el verano. Entretanto yo me declaro de vacaciones, pero no sé... la verdad es que hay un par de cosillas que me están dando vueltas por la cabeza...

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