sábado, 27 de abril de 2013

La cultura, para quien pueda pagársela

Recibo un amable correo de La Caixa, de la que no soy cliente pero sí asidua a las exposiciones y actividades culturales de Caixaforum. La transcribo porque no tiene desperdicio:

"En aquests moments, estem vivint una situació de necessitats socials creixents.
Tenint en compte aquesta situació, l‘Obra Social ”la Caixa” ha decidit prioritzar les iniciatives
que s‘adrecen a atendre les preocupacions principals dels ciutadans, com ara la superació
de la marginació i de l‘exclusió social, la lluita contra la pobresa infantil,
el foment de l‘ocupació entre els col·lectius més desafavorits, l‘accés a l‘habitatge
de persones amb dificultats i l‘atenció a persones amb malalties avançades, entre d‘altres.
Per poder mantenir el seu compromís amb la difusió de la cultura,
l‘Obra Social ha decidit implementar una línia de cobrament per accedir a les exposicions
temporals i als espais permanents dels centres de Barcelona i Madrid. 
 
P
er als clients de l‘entitat l‘accés a les exposicions dels centres CaixaForum
continuarà sent gratuït. "
 
Para quien no entienda el catalán, la misiva de marras viene a decir que, dada la situación actual, La
Caixa se apunta a la política pepera de restringir la cultura para uso exclusivo de quien pueda pagársela, igual que la universidad, el cine, el teatro, los libros...
 
No soy cliente de La Caixa porque te cobran hasta por pisar sus oficinas. Claro que lo hacen con fines tan loables como mantener su "Obra Social" pensando siempre, no en quienes más lo necesitan, sino en los clientes que les permiten seguir enriqueciéndose.
 
Pues eso, una pena.
 
¡Buen finde!

viernes, 19 de abril de 2013

Libros para viajar

Durante mi estancia en Nepal, quizás imbuida del espíritu viajero, me apetecía leer libros en los que el viaje fuese uno de los protagonistas.

Por suerte, pese al dilema que me planteé antes de salir de llevar libros en papel o en ebook, solo me llevé uno de los primeros: Una maestra en Katmandú, de Viky Subirana, que había empezado a leer en casa. Y digo que por suerte, porque, como ya he comentado en las distintas crónicas del viaje, la electricidad  es un problema en Nepal y hay seis horas diarias de cortes de luz, por lo que llevar libros en ebook me salvó la vida y  pude llenar muchas horas de oscuridad leyendo.

Después de Una maestra en Katmandú me decanté por Indian Expres, una novela de Pepa Roma, con ciertas similitudes con Nunca fuimos a Katmandú (dos amigas en la cincuentena, el viaje soñado a la India, los recuerdos de los años setenta...) pero que se centra en la tóxica relación entre las dos amigas. Es un libro introspectivo y de sentimientos, y los paseos por India despiertan las ganas de emprender el viaje.


Y como no tenía más libros ambientados en Asia me fui de crucero con Perez Reverte y su Tango de la Guardia Vieja, al que le tenía muchas ganas, y me paseé por Argentina, Niza y otros lugares soñados. No me decepcionó en absoluto. Tanto la historia como la forma de narrarla son exquisitas: amor e intrigas más allá del tiempo y el espacio. Disfruté cada línea, cada palabra. Perez Reverte escribe como Dios (suponiendo que éste sea un buen símil, pero ya me entendéis).

De vuelta a casa seguí viajando; en este caso a África con La última vuelta del scaife, un libro de Mercedes Pinto Maldonado que es un canto a la amistad y al amor.

Ahora ando por Roma, Egipto, New York y Tailandia de la mano de Enrique Ríos Ferrer y su novela  El juicio de Dios que me tiene atrapada entre sus páginas.


Y ya que hablamos de libros, recordaros que el próximo martes es Sant Jordi y estaré firmando la edición impresa de Habana Jazz Club (seguimos con los viajes) en la librería Les Punxes de Barcelona.
Para que no tengáis excusa los que seguís fieles al papel.

Feliz finde y buenas lecturas!


viernes, 12 de abril de 2013

Un poco de turismo

Y terminamos la crónica de mi estancia en Nepal con un poco de turismo.

Me despedí de la escuela una semana antes de regresar a España para poder pasar unos días de descanso conociendo algo más del país. Álvaro se tomó aquella semana de vacaciones para acompañarme, y cuando yo me fuera, él regresaría a Tikapur para seguir con su trabajo en la escuela.

Nos fuimos a Pokhara, la ciudad más turística de Nepal, y pasamos un par de días allí disfrutando de paisajes de ensueño: la cordillera del Himalaya, cuyas cumbres nevadas podíamos divisar desde nuestro hotel, y el gran lago Phewa, que refleja las montañas en sus aguas.

Pokhara es el polo opuesto a Tikapur. Teníamos la sensación de estar en cualquier localidad de las costas españolas, con las calles llenas de tiendas y restaurantes y plagadas de turistas. De allí salen los trekins a las montañas y todo está orientado a ese boyante negocio. Pero es bonito y nos lo merecíamos :)

Después volvimos a Katmandú. Cuando llegamos en enero apenas habíamos tenido tiempo de ver nada. Paseamos de nuevo por Durbar Square, visitamos el Templo de los monos y algunos lugares más, e hicimos  compras en las tentadoras tiendas; me traje bolsos, foulards, lámparas... y porque no tenía más dinero ni sitio en la maleta, que si no...


En el momento de partir mis  sentimientos estaban encontrados: me daba pena  dejar aquello pero también deseaba volver a casa. Y lo más duro de todo, me enfrentaba a una nueva separación de mi hijo al que dejaba muy lejos y no sabía cuando  volvería a ver... Pero él es así. Los dos somos así, espíritus aventureros.
Y eso tiene un precio.




sábado, 6 de abril de 2013

Kanasugi English Boarding School

Con un grupo de alumnos
La Kanasugi English Boarding School era un sueño que su fundador, Dilip Kumar Wod, pudo hacer realidad en el año 2005.

Dilip quería crear una escuela para niños y niñas con pocos recursos  en un  lugar en el que la posibilidad de ir al colegio era  remota. Por eso se fue a Tikapur,  una localidad situada en los confines de Nepal, tocando con la frontera de la India y habitada mayoritariamente por granjeros y pequeños comerciantes.
En plena faena

En Tikapur la gente se auto abastece; tienen animales y huertos en sus propias casas y venden o intercambian lo que necesitan con sus vecinos. Pero la educación no es gratuita ni obligatoria en Nepal, por lo que ir al colegio supone un importante desembolso  que muchas familias no se pueden permitir. Con lo cual, son muchos los niños y niñas que no  tienen ninguna oportunidad.

Dilip consiguió la ayuda de una escuela austríaca, la Erlebnis Schule, que paga las becas de una veintena de estudiantes.

La "sala" de profesores
La escuela, no obstante, tiene otras muchas necesidades: no hay un despacho para el director ni   sala de profesores; la mayor parte de las clases no tienen puertas ni cristales en las ventanas; cuando hace frío tienen que cubrir las ventanas con tablones o telas, con lo cual se quedan a oscuras. El material didáctico es escaso y hay niños que acuden al colegio sin libros ni un triste lápiz.

Pero eso sí, todos van uniformados y muestran una educación y disciplina británicas, aparte, por descontado, de un enorme interés por aprender y la consciencia de que son afortunados por poder adquirir una educación.

Cantando el himno de Nepal

La escuela tiene un magnífico plantel de profesores, todos ellos muy jóvenes,  cobran un sueldo ínfimo por su trabajo y lo realizan con amor y entrega.

Por eso cualquier ayuda económica o material es bienvenida, y  también la colaboración de voluntarios, ya sea como enseñantes o como embajadores de buena voluntad que den visibilidad y reconocimiento al centro.


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