jueves, 29 de septiembre de 2011

Taller de Escritura Creativa


Todos sabemos que de escribir novelas no se vive, salvo honrosas (o no) excepciones.
Yo ya era consciente de esto y desde el primer momento me planteé otras opciones para subsistir, eso sí, relacionadas con la literatura.

Mal que bien, las cosas han ido saliendo, y en este momento en el que se cumple un año de la publicación de Nunca fuimos a Katmandú (visitad el blog oficial para ver balance y reflexiones), he alcanzado otra de las metas que me había propuesto: ofrecer talleres de escritura creativa.

El próximo martes 4 de octubre empiezo uno en la Llibrería Nhoa de Barcelona que durará hasta Navidad. Aquí tenéis toda la info por si hay alguien de Barcelona a quien pueda interesarle ¡todavía estáis a tiempo!

Creo que voy a disfrutar mucho con este trabajo y espero que también lo hagan quienes lo compartan conmigo. Me entusiasma hablar de literatura y transmitir a otros, tan ilusionados como yo, lo que he ido aprendiendo a lo largo de los años a base de  práctica, lecturas y cursos.

Ya os iré contando como va y la cosas más interesantes que vayan surgiendo.

Las fotos (hechas por Susana Villafañe), son de la charla informativa que ofrecimos el martes pasado.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Crónica de Catania

¡Hola a tod@s!
Ya recuperada del viaje y con la perspectiva de la distancia paso a contaros mi viaje a Catania.
La experiencia de la casa okupa fue eso: toda una experiencia. Aunque mejor de lo que imaginaba. Mi hijo me cedió su habitación con vistas al Duomo (la catedral), que tiene bastante "apañada";   nos alumbrábamos con velas y nos "duchábamos" con una manguera en el jardín; fue como estar de acampada o algo así.
La casa era una antigua imprenta en la que todavía se conservan periódicos desde el año 1934. En ella viven varios chicos y celebran fiestas los fines de semana para subsistir. A menudo me cruzaba en el pasillo con algún desconocido, y creo que los más sorprendidos eran ellos al toparse con una señora de mi edad y condición, jeje.
Fue divertido, pero tengo que confesar que mi casa me pareció un palacio cuando regresé a ella.

Por las mañanas Álvaro trabajaba y yo paseaba por la ciudad y hacía la compra como una siciliana más, Catania es una ciudad pequeña y muy agradable en la que conviven el barroco siciliano y las ruinas romanas que encuentras a cada paso.
Por las tardes visitábamos  algunas poblaciones de los alrededores.

En la costa, las rocas negras de lava volcánica ofrecen un paisaje único. Estuvimos a Aci Trezza, Acireale, Siracusa y Ortigia.
Me ha costado seleccionar unas cuantas fotos de entre tantas imágenes maravillosas, pero podéis ver más en Facebook donde he creado un álbum. La foto del tramonto (atardecer) está especialmente dedicada a Cantares, que me la había pedido ;) Y he añadido un amanecer en el Etna que tampoco tiene desperdicio.

Por las noches, después de cenar, a falta de tele, internet o lectura (imposible para mi leer a la luz de las velas) pasábamos un rato de botellón (allí no está prohibido) en la Piazza del Teatro o la del Duomo. Una curiosa fauna urbana se reune allí cada noche: las chicas muy arregladas y con tacones de vértigo para el suelo adoquinado de la ciudad, y los chicos...¿cómo os diría? como los de las pelis de mafiosos de los años sesenta, para que os hagáis una idea.
Mi hijo, que parece el alcalde de la ciudad y conoce a todo el mundo, me presentaba a amigos y conocidos que alucinaban bastante con la madre del spagnolo: noctámbula, bebedora, tatuada y residente en casa okupa ¡jajaja! con lo conservadores que son ellos.

Lo mejor, pasar unos días con Álvaro después de tanto tiempo y tener la sensación de que nunca nos hemos separado.
Lo peor, tener que esperar hasta Navidad para volver a verle. Pero bueno, parece que él es feliz allí y eso es lo que importa.

lunes, 12 de septiembre de 2011

¡A Sicilia!

Mañana salgo para Sicilia a pasar unos días con mi hijo Álvaro; concretamente, a Catania, donde parece haber encontrado (por ahora) su lugar en el mundo...

Llamadme loca, pero en principio pienso instalarme con él en la casa okupa donde vive ¡jajaja! si no lo soporto buscaré algún bed & bredfast por allí cerca, pero me apetece probar la experiencia, y sobretodo, pasar con él todo el tiempo posible porque no nos vemos desde finales de enero, cuando decidió marcharse otra vez, y tiene toda la pinta de que piensa quedarse allí, por el momento. Tiene trabajo y (ahora que no nos oye) una novieta, así que...

Ya os contaré a la vuelta. Seguro que me traeré mil historias. De hecho, la novela que estoy escribiendo transcurrirá en parte en Sicilia. La verdad es que es un lugar que me fascina, la isla, la gente, todo.
Por supuesto, me llevo mi cuaderno de notas y la cámara, para no perderme detalle.

Por todo esto, llevo un tiempo viendo películas y leyendo libros en italiano.
He visto La dolce vita, El gatopardo, e incluso una de Federico Moccia, ese de los best sellers para adolescentes, ¡jajaja!
He leído Fuori, de Susana Tamaro,  de la que ya os hablé; Seta, de Alessandro Barico; y estoy leyendo Piccoli equivoci senza importanza, de Antonio Tabucchi, y Il mare in discesa, de Romano Battaglia.

Leer novelas en el idioma original es una buena manera de aprender, y mucho más divertido que estudiar gramática y leer aburridos textos que no nos interesan. Claro que hay que tener paciencia y un buen diccionario a mano, pero con el tiempo te das cuenta que cada vez lo utilizas menos, y eso es  muy gratificante.

Bueno, pues ya os contaré.

Ci vediamo. Bacci!

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El arte de la ficción, de John Gardner

John Gardner fue escritor, traductor y profesor de escritura creativa.

En El arte de la ficción, con un tono humorístico, irónico, y a veces un pelín cruel, nos da algunas pautas para convertirnos en buen@s escritor@s, o al menos, intentarlo.

Transcribo algunos de sus consejos de forma telegráfica, pero lo mejor es que  leáis el libro y vosotr@s mism@s  encontreis lo que os parezca más interesante:

- Aportar detalles para guiar la imaginación del lector.
- La viveza del detalle da vida a la ficción.
- Mantener siempre el interés, lo peor que le puede ocurrir a un escritor es  que la mente del lector se   distraiga.
- Ser capaz de transmitir lo que ve y siente el personaje. Tener empatía.
- Huir de los términos abstractos, hay que ser lo más concreto posible.
- Los verbos simples son más potentes.
- Evitar en lo posible la voz pasiva.
- Las frases deben  ser  claras,  hay que tener cuidado con las subordinadas.
- Poner atención al efecto poético del ritmo y la prosa.
- Evitar las largas descripciones, explicar las  situaciones a través de la acción y los diálogos.
- No explicar los sentimientos de los personajes, es el propio lector el que debe interpretarlos.
- Escribe sobre lo que te interesa y entretiene.
- Mostrar, no contar.
- Cuidar el ritmo.
- Tener un amplio vocabulario, incorporar palabras nuevas.
- Transmitir emoción sin caer en el sentimentalismo.
- No buscar la originalidad, viene dada por la personalidad del propio escritor.
- Para que una narración sea fresca no  debemos tenerlo todo previsto, el escritor conocerá el desenlace de la novela cuando lo escriba.

¡Hala! ¡A trabajar! Ya teneis deberes para empezar el curso.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Últimas lecturas

El mes de agosto, este mes fantasma y extraño para los que no nos vamos de vacaciones, en el que todo está parado, los amigos se ausentan, el ritmo de las ciudades se relentiza (aunque cada año menos, con esto de la crisis...), a falta de algo mejor que hacer, salvo alguna escapadilla a la montaña, ir a la playa y a algún concierto, he adelantado muchas lecturas.

Me he metido p'al cuerpo tres manuscritos por motivos de trabajo y otros tres libros por apetencia personal.

De los manuscritos, como es lógico, no puedo hablar aquí.

En cuanto a los libros, he releído, como ya os comenté, Confieso que he vivido, de Pablo Neruda, que cuando lo leí de jovencita me encantó, pero ahora no me ha gustado tanto. Entonces creo que me entusiasmó por todos los viajes que narra, por la vida misma de escritor, que me parecía fascinante; pero al releerlo ahora (aparte que he desarrollado un terrible sentido crítico) me ha parecido un compendio de anécdotas y mucho autobombo disfrazado de humildad.
Me quedo con sus poemas.

En cambio, El arte de la ficción, de John Gardner, ha sido una lectura muy interesante a la que le dedicaré un post otro día porque puede ser muy útil para los escritores, a los que ya, de paso, os recomiendo que la leáis.

También he leído, Sicilia, de Ismael Grasa. Es un sencillo diario de viaje, escueto, telegráfico, pero me ha resultado ameno porque he podido recordar los lugares que conozco de la isla e ir haciéndome una idea de los visitaré en apenas dos semanas.

Porque sí, queridos y queridas. Ahora me toca a mi irme de vacaciones y el día 13 salgo para Sicilia a visitar al hijo pródigo y aventurero que me ha tocado en suerte. Pero de eso ya hablaremos otro día.

Bienvenidos y resignación, que solo faltan 12 meses para las vacaciones, jeje...




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