viernes, 28 de diciembre de 2012

¡Adiós 2012!

Creo que nunca he dicho adiós a un año con tanta alegría.

No es que me haya ido mal. He seguido disfrutando del éxito de Nunca fuimos a Katmandú en presentaciones,  tertulias y conferencias, y su lanzamiento digital no ha sido menos exitoso, ya que se mantiene desde su publicación, en el mes de febrero, en el Top de best sellers de Amazon. Diez meses ya y más de 8000 ejemplares vendidos solo en España. En el resto del mundo, se va vendiendo,  a  menor escala, pero pienso que poder hablar del "resto del mundo" ya es todo un triunfo.

He podido vivir de mi trabajo. Si no de las ventas de mis libros, sí de mis talleres literarios, los informes de lectura y las correcciones de manuscritos. En definitiva, he vivido de la literatura y de hacer lo que me gusta.

En verano publiqué mi libro de relatos, Gatos por los tejados, tanto en papel, en Bubok, como en ebook, en Amazon.

Y en octubre, tras muchos meses de espera de respuesta editorial, decidí lanzarme a la publicación digital de mi segunda novela, Habana Jazz Club, que de una forma o de otra, muy pronto aparecerá también en papel.

En lo personal, he vivido momentos buenos y malos, como todo hijo de vecino; he conocido a gente estupenda, me he llevado algunas decepciones, he tenido lejos a mi hijo;  pero en general, creo que ha sido un año raro para todos y  especialmente duro en España.

El balance, sin ser negativo, no me deja muy buen sabor de boca. Por eso lo despido sin tristeza, todo lo contrario, con cierto alivio.

El 2013 es un cheque en blanco que espero poder llenar de cosas buenas. De momento, tengo  a mi hijo en casa y estrenaremos el año con un hermoso proyecto compartido del que pronto os hablaré.

Os deseo a todos lo mejor para este año que empieza. Haya sido bueno o malo, que el 2013 sea muchísimo mejor.

sábado, 22 de diciembre de 2012

¡Felices fiestas!

No soy muy partidiaria de estas celebraciones en las que hay que desearse felicidad y amarse los unos a los otros por decreto, pero comprendo que gracias al   consumismo y todas esas cosas puramente  comerciales, hay personas, familias, amigos, que saben que al menos una vez al año tienen el compromiso de reencontrarse y compartir momentos felices, regalos y buenos deseos.

Eso no puede ser malo para nadie. Quizá incluso genere una suerte de energía universal que nos haga un poco mejores a todos. Ojalá fuera así, porque la verdad es que la cosa está bastante "chunga".

Entiendo que muchos de vosotros lo vivís con ilusión y os sentís realmente dichosos, pero no quiero olvidarme de quienes lo viven como una pesadilla que se repite cada año y se sienten más solos y tristes que nunca porque no tienen con quien compartirlo.

Como quiera que sea, os deseo a todos unas felices fiestas y que las disfrutéis en la mejor compañía. Yo, a pesar de mi escepticismo, las compartiré con mi hijo que acaba de regresar de Sicillia, lo que  ya es motivo sobrado de celebración. Y nos dedicaremos a preparar un hermoso proyecto para el próximo año del que  os hablaré muy pronto ;)

¡FELIZ NAVIDAD!

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Cincuenta sombras de un best seller

Hay libros y páginas de Internet que ofrecen fórmulas concretas para escribir un best seller.

A saber: lenguaje sencillo y comprensible para todos, frases cortas, personajes planos y situaciones con las que nos podamos identificar o que nos permitan soñar, cierto morbo y/o suspense, descripciones breves y orientadas al lector al que nos dirigimos. Y hablando del lector, no olvidar que se trata de un género que busca entretener, ¡bastantes problemas tenemos todos en nuestra vida cotidiana! Y, por supuesto, apuntarse al carro de la moda literaria del momento (si queremos que algún editor se arriesgue a publicarnos).

Obviamente el escritor debe tener una cierta habilidad para juntar palabras. Pero eso ya se da por supuesto, como el valor en los soldados...

Aun así es posible que no salgamos triunfantes. Que sigamos punto por punto la receta de la abuela para hacer el cocido no significa que nos vaya a salir como a ella. Hace falta un ingrediente especial, secreto, ese que muy pocos conocen y, por supuesto, no lo desvelan... Pero a veces, suena la flauta por casualidad.

Sí, lo confieso, he intentado leer Cincuenta sombras de Grey. Y digo que lo he intentado porque no lo he conseguido del todo. Es la primera vez que hablo en este blog de un libro que no he llegado a terminar (ni pienso hacerlo), pero quería leerlo, aun a sabiendas de que no me gustaría, para poder hablar con conocimiento de causa.

Bien. Al principio creía que la protagonista tenía catorce años, dada su personalidad y su forma de expresarse. Los ¡uau! ¡genial! ¡madre mía! ¡por favor! ¡qué guapo! se repiten hasta la saciedad en cada una de las páginas. Además la chica debe tener algún problema sanguíneo, porque se ruboriza constantemente, y un tic: baja la cabeza y se mira los dedos cada vez que se siente insegura (o sea, en cada párrafo).
Pero no, no podía tener catorce años porque entonces la novela sería una apología de la pederastia. Simplemente, es una tarada.

El objeto de sus deseos es guapo, rico, dominante, rarito... "Cualidades" que deslumbran a nuestra prota y consiguen que se le caigan las bragas cada vez que piensa en él, se deje manipular como un títere y esté dispuesta a todo por complacerlo, a ser su esclava...

Siglos de feminismo y de lucha por la dignidad de las mujeres tirados  por la borda gracias a una trama repleta de situaciones inverosímiles y absurdas.

Para colmo, el slogan de la campaña de marqueting: porno para mamás, ya debería tirar para atrás a cualquier mujer medianamente inteligente.  Pero no, ahí está, vendiéndose como churros aunque después todo el mundo eche pestes sobre el libro.

En fin, que los caminos del éxito literario son inescrutables...


sábado, 1 de diciembre de 2012

Reseñas de lecturas

Ya sé que por aquí la mayoría seguís siendo más del libro tradicional, pero cuando probéis el ebook, que lo probaréis, os daréis cuenta de que leéis mucho más que antes; entre otras cosas, porque entrar en Amazon, por ejemplo, es como plantar a un niño ante el escaparate de una pastelería y preguntarle qué pastel quiere de todos los expuestos. Lo más probable es que se le salgan los ojos de las órbitas y no sea capaz de decidir, y cuando lo haga, no se conforme  con uno solo.

Eso es lo que pasa en cualquier librería virtual: está todo tan accesible, hay tanto entre lo que elegir, que es difícil decidirse, y como además es tan económico no te puedes resistir a la tentación de llevarte más de uno, con lo que, cuando te quieres dar cuenta, tienes 200 títulos esperando su turno en tu ereader.

Y entre eso y que cada vez hay más cosas que hacer con las mismas 24 horas del día, los comentarios de las lecturas también se retrasan. Así que hoy vamos a dar un repasito rápido a algunas que me quedaban pendientes:

Maldito karma, de David Safier: una mujer fallece y se va reencarnando en distintos seres dependiendo del karma que ha ido acumulando en su vida anterior. Es un libro ingenioso y divertido capaz de arrancarte una sonrisa.

De qué hablo cuando hablo de correr, de H. Murakami: el autor combina reflexiones personales con el intento de hacernos comprender su pasión por correr y desafiarse a sí mismo. Es el libro de Murakami que más me ha gustado hasta ahora, ya que nunca he conseguido entrar del todo en el espíritu de sus novelas y sus personajes.

Veinticuatro horas en la vida de una mujer, de S. Zewig: una mujer narra un oscuro episodio de su vida a un desconocido. Una pequeña joya de este gran escritor. Muy recomendable.

Café Nostalgia, de Zoé Valdés: la escritora cubana narra sus primeros años de exilio en París mezclados con los recuerdos de su vida en La Habana, con su particular estilo, tan descarado y  cubano. Muy ameno.

Y con esto nos ponemos al día. Los enlaces de otros libros  os llevarán directamente a Amazon donde dejé mis comentarios en su día.

¡Feliz semana y abrigaos!

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