domingo, 24 de marzo de 2019

Kosmopolis Barcelona


Kosmopolis es un festival literario bienal que se celebra en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y durante cuatro días ofrece un amplio programa  de actividades, de la mañana a la noche, en el que caben coloquios con escritores de talla internacional y patrios, conferencias, talleres, cine, teatro, etc.

Este año tuve la oportunidad de asistir a la inauguración de la decimonovena edición, y de disfrutar de un interesante coloquio entre Enrique Vila-Matas y el escritor portugués Gonçalo Tavares.

Hablaron de muchas cosas, pero me llamó particularmente la atención una idea en la que ambos estaban de acuerdo: la obsesión de editores, escritores y probablemente lectores, de que al finalizar una novela queden cerrados todos los hilos argumentales, que todos los personajes que aparecen en ella tengan una razón de ser, que la novela tenga un final...

Argumentaban los dos escritores que con las novelas pretendemos ordenar y mejorar la realidad, ya que en el mundo real las historias no tienen un final preciso, muchos personajes aparecen y desaparecen de nuestra vida sin explicación alguna y muchos hilos quedan sin resolver.
Me pareció un punto de vista muy interesante.

Después del coloquio actuó el grupo británico Jocelyn Pook Ensemble. Fue todo un descubrimiento para mí: tres violines, un violoncelo, piano y unas voces impresionantes interpretando temas de películas en una fusión de estilos y melodías con aires asiáticos e irlandeses.

Al día siguiente asistí al coloquio con el escritor Julian Barnes ("el loro de Flaubert"). Un caballero muy inglés y muy simpático.
De lo que dijo, destacaría un comentario sobre nuestros recuerdos: decía que siempre están contaminados por la imaginación y acabamos por creernos lo que nos hemos inventado.
También comentó que cuando dice que es escritor, todo el mundo tiene una historia buenísima que contarle para que escriba una novela.
Me pareció muy gracioso porque también me ha pasado en alguna ocasión. Mucha gente no parece entender que un escritor necesita escribir sus propias historias, las que le nacen de dentro.



Y el viernes vi la película francesa Doubles Vies, una historia sobre el mundo literario actual en la
que se habla de todo: edición tradicional, ebook, audiolibros, Amazon, autoedición. Hablan mucho y muy deprisa y no pasa gran cosa, salvo que todos están liados con todos y al final todo vuelve a su cauce.
Aunque en principio me parecía interesante, no me convenció o acabó por aburrirme.

Ha habido mucho más en Kosmopolis, pero os cuento lo que yo viví.

jueves, 7 de marzo de 2019

Mi granito de arena en el Día Internacional de la Mujer


En la mayoría de mis novelas las protagonistas son mujeres. No es que me lo propusiera así en ningún momento, sino que, simplemente, siempre he sentido la necesidad de contar historias de mujeres auténticas, fuertes, valientes, luchadoras, inteligentes; de mostrar el mundo en el que viven, de denunciar las injusticias que sufren (que sufrimos).

Y eso no significa que ni yo ni ellas (mis personajes) menospreciemos a los hombres. Ellos son nuestros compañeros, nuestro complemento. De hecho, en mis novelas hay hombres maravillosos, de esos que todas quisiéramos en nuestras vidas (licencias poéticas de escritora): bondadosos, sinceros, honestos, respetuosos, sensibles... Pero también los hay malos, muy malos, abusadores, machistas, estúpidos, misóginos, maltratadores... de esos que tanto hombres como mujeres preferiríamos que no existieran.

Mi intención, si es que tengo alguna, es dar visibilidad a la mujer de verdad, a la que no necesita un
hombre que le baje la luna porque es capaz de subirse a una escalera y bajársela ella misma, a la que no tiene como máxima aspiración en la vida conquistar a un hombre guapo y rico que la mantenga (como parece seguir empeñada en hacernos creer la sociedad en la que vivimos) sino alcanzar sus propias metas, crecer como persona y no ponerse límites, con un hombre al lado o sin él. A la que se acepta como es, que se cuida para gustarse y no para gustar ni ser la envidia de nadie; la que se sabe una persona y no un objeto para deleite de otros.

Esa mujer existe. Solo falta que los hombres la vean y caminen junto a ella, que la sociedad la acepte y la respete, que la educación en las escuelas la muestre como es, como igual, como ser humano con todos los derechos y libertades.

Vivimos tiempos difíciles en los que la causa de las mujeres parece haber sufrido un retroceso en lugar  de seguir avanzando, en los que los abusos y los crímenes machistas nos escandalizan casi a diario. Es como si viviéramos un resurgimiento del machismo.

Y yo  sueño con que llegue un tiempo en el que no se celebre el Día de la Mujer porque ya no sea necesario, porque, como decía Rosa Luxemburgo: vivamos en un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.”

Mientras, seguiremos luchando todos (espero), hombres y mujeres, codo con codo.






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