sábado, 18 de agosto de 2012

El ego del escritor y las críticas

En los últimos tiempos, ya sea a través de Internet o en presentaciones de libros, he tenido oportunidad de conocer a muchos escritores. Y he podido comprobar que, como todos los creadores y artistas, tenemos un ego desmedido. Claro que si no lo tuviéramos, no nos atreveríamos a publicar nuestras obras, quizá, ni a escribirlas.

Cada uno de nosotros cree que es el mejor, que sin él (o ella) el mundo no podría seguir girando, o cuando menos, que la humanidad se vería privada de la obra de un genio.

Nadie piensa que si su obra es rechazada por una editorial o agencia es porque acaso sea mala o  carezca de interés. Todos se sienten incomprendidos, tratados injustamente, o tachan a los profesionales que los rechazan de ignorantes. Pocos tienen la humildad de pensar que deben aprender y leer más antes de embarcarse en la aventura de escribir un libro; que deben revisar, corregir y pulir mil veces antes de dar una obra por acabada. Y que, aun entonces, deberían preguntarse si es tan buena que merece ver la luz.

El ego no es malo en sí mismo, al contrario, nos da autoconfianza, nos reafirma. Y es indudable que los artistas también necesitamos ese tipo de vitaminas. Porque igual que nos colgamos de una nube cuando nos alaban, nos hundimos en la miseria cuando nos denostan, ¿o no?

Amazon ha democratizado la publicación para todos los escritores, buenos o malos, con criterio o sin él. Pero el lector de ebooks es tan exigente como el del libro tradicional, o más. Él es quien hace la criba, quien respalda una novela o la deja hundirse en un pozo sin fondo, y también quien opina sin contemplaciones, porque es su derecho. Y esas opiniones, que a veces nos gustan y otras no, son una lección de humildad para los autores, para que no dejemos de tener los pies en la tierra.


Es cierto que somos unos privilegiados porque quizá tengamos un talento especial, porque nos dedicamos a una actividad que nos apasiona, pero eso no nos hace mejores ni superiores al resto de la humanidad.

Y, dicho esto, os dejo unas imágenes que son puro ego, jeje.

¡Buen finde y feliz semana!

26 comentarios:

  1. En cualquier caso es un ego que construye. Me gusta el verbo construir.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Ay el ego. Yo me llevo bien con el mío. Creo que lo tengo controlado pero había que ver que opinan los que me aguantan.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Hola Begoña,
    a mí también me gusta ese verbo.
    Pero hay que tener ojos y oídos abiertos y disposición de aprender para construir cosas hermosas.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  4. Uno,
    eso, eso, que el ego es muy travieso y a veces nos engaña ;)
    Besos, guapo.

    ResponderEliminar
  5. Sin duda....Lola sin duda, tienes un talento especial Un beso de una que vuelve de vacaciones y de más cositas

    ResponderEliminar
  6. Querida amiga, esta es una entrada muy fidedigna de la Leo que te invade. Bien cierto todo, pero al menos los creativos... eso.... crean, y si encima son inteligentes, lo reconocen, pero te aseguro que el ego es una característica un tanto ridícula en gentes poco creativas, o simplemente imitadoras y eso, eso si que es un triste panorama, claro que sin él, no seríamos personas.
    Gran dilema ¿verdad? Bsss. y felices vacas.

    ResponderEliminar
  7. Hola Winnie,
    me alegra verte de nuevo por aquí.
    Espero que te quedes.
    Besos

    ResponderEliminar
  8. emejota,
    es cierto. El ego es una característica de la condición humana.
    Y como dices, puede resultar ridículo si no lo respalda nada.
    Besos

    ResponderEliminar
  9. Lola, sin el ego de los artistas nos hubieramos privado por ejemplo de disfrutar de Mozart y Picasso
    Bienvenidos los egos que enriquecen con obras al mundo
    Obras mayores, obras más pequeñas pero obras que al fin nos dejan siempre algo a todos los que nos acercamos a ellas
    Besos

    ResponderEliminar
  10. ¿Qué tal, Lola?

    El problema es cuando el ego nos hace creernos superiores, como dices casi al final de la entrada. Ahí sí que es inconveniente y da problemas.
    Pienso que todos deberíamos dejar de mirarnos el ombligo, comprender que porque los nuestros nos digan que somos el mismísimo Cervantes del siglo XXI nos lo dicen porque nos quieren, revisar, revisar, pulir y pulir otra vez antes de publicar y, por último y lo más importante, saber aceptar las críticas.
    Pero no hay muchos de nosotros capaces de hacerlo, en fin...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Qué buena entrada. A mí nunca me ha dado por escribir, creo que no tengo nada que decir, o que no he vivido lo suficiente para escribir algo interesante, no sé. Pero admiro a los que lo hacéis, besos.

    ResponderEliminar
  12. El ego desmedido no nos deja avanzar como escritores. Por eso creo que son buenos los talleres literarios para habituarnos a las críticas. No hay nada mejor que una crítica constructiva.

    ResponderEliminar
  13. Cantares,
    ahora sí que me has dejado sin palabras, jeje.
    Visto así, ¡viva el ego!
    Besos

    ResponderEliminar
  14. Jesús,
    no puedo estar más de acuerdo contigo.
    Besos

    ResponderEliminar
  15. Hola Vero,
    con todo lo que tú lees seguro que se te pega algo y algún día nos lo tendrás que contar ;)
    Besos, guapa!

    ResponderEliminar
  16. Idiana,
    es muy inteligente lo que dices.
    Puedo confirmarte de primera mano que incluso en los talleres literarios a la gente le cuesta aceptar una crítica.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  17. Mi ego se pelea constantemente con mi autocrítica y casi siempre gana ella (que tendrá lo femenino...)

    Antes de publicar siempre leía. Ahora, leo. Cuando todo esto pase y se convierta en una etapa quemada de mi vida, leeré. Es el mejor aprendizaje.

    Cuando escribo, antes de atreverme a que nadie pose sus ojos por mis palabras, releo, repaso, me pregunto si realmente merecerá la pena o si es mejor mantenerme en silencio.

    Otra que se apunta tantos, en mí, la indecisión.

    Como siempre, ella.

    Un beso, Lola.

    ResponderEliminar
  18. He llegado a la conclusión de que el ego es directamente proporcional a la genialidad del autor. Cuanto mejor escritor, menos ego.

    Besos, reina!

    ResponderEliminar
  19. Mayte,
    todo en su justa medida: ni un ego que nos haga creernos lo que no somos ni una autocrítica o indecisión que nos paralicen.
    Besos, guapa.

    ResponderEliminar
  20. Vengo a corregirme, gracias a Marta Querol:

    He llegado a la conclusión de que el ego es inversamente proporcional a la genialidad del autor. A mejor escritor, menos ego.

    Besitos!

    ResponderEliminar
  21. Blanca,
    así es. Quizá en parte porque el que es bueno no necesita demostrar (ni demostrase nada).
    El ego es también inseguridad.
    Besos

    ResponderEliminar
  22. guauuuuuu, qué bacanooooooooo.
    un abrazo

    ResponderEliminar
  23. Lola:
    Estoy segura que el ego es parte de la naturaleza humana¡ todos en algún punto dejamos que fluya o se potencie, lo inteligente es aprender a dosificarlo, con respecto a las críticas todas son necesarias, de ellas se aprende.
    besos querida amiga

    ResponderEliminar
  24. Reltih,
    supongo que eso significa que te gusta ¿no? jajaja.
    Saludos

    ResponderEliminar
  25. Hola Norma,
    no puedo estar más de acuerdo con tu comentario.
    Saludos, amiga.

    ResponderEliminar
  26. Blanca,
    ya lo había entendido, jajaja!

    ResponderEliminar

Deja la huella de tu pata.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails