lunes, 30 de agosto de 2010

El extranjero, de Albert Camus

La novela arranca con la muerte de la madre de Meursault,  un sencillo oficinista al que nada parece importarle y que arrastra una vida vacía; es un hombre solitario, casi autista, que acaba cometiendo un crimen sin saber muy bien por qué y es condenado a muerte, sentencia que acepta con la misma indiferencia con la que ha vivido...
El extrajero, como La peste, es de esas novelas que marcaron mi adolescencia. Sí, hoy volvemos a abrir el baul de los recuerdos, jeje. Es un ejercicio que recomiendo, porque la visión de una novela cambia totalmente con el paso de los años.

Cuando la leí por primera vez me impactó ese personaje apático, frío, indiferente ante todo, impermeable a cualquier sentimiento, extranjero de sí mismo, de su propia vida.
En esta segunda lectura he visto mucho más: escrita hace casi setenta años, es una premonición de un mundo que ya está aquí, de un ser humano al que todo le da igual, que se deja llevar por la vida, que la menosprecia (la propia y la ajena), una isla de soledad en un planeta superpoblado.

Afortunadamente, no es esa la tónica general, al menos, así quiero creerlo yo que soy optimista por naturaleza y pienso que la mayoría de la gente sigue teniendo sangre en las venas, inquietudes, ilusión, y por eso el mundo sigue avanzando, a pesar de todo.

He visto también un estilo narrativo interesante: una primera parte neutra, de frases cortas,  tipo Carver, casi un informe en el que el protagonista parece más bien espectador de su propia vida. En la segunda parte la narración se hace más profunda, más reflexiva para mostrar el desencanto, el pesimismo del personaje.

He elegido la cubierta del libro de Alianza Editorial porque es el que yo tuve, compraba muchos libros de esa colección, eran económicos y ofrecía buenos títulos, todavía quedan muchos en mi biblioteca, quizá incluso esté El extranjero, a saber.

¡Feliz semana!

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Para escribir hay que sufrir?

Hay quienes opinan que el dolor es una gran fuente de inspiración, que un estado de sufrimiento y angustia ayuda a crear grandes obras.
Existe el tópico del escritor atormentado, alcohólico, suicida...de hecho, la lista de escritores y escritoras que se quitaron la vida es infinita: Virginia Woolf, Ernest Hemingway, Cesare Pavese, Jack London,  Alfonsina Storni,  Yukio Mishima, Sylvia Plath...entre otr@s much@s.

Pero también hay una actitud opuesta: escribir como terapia, como una manera de exorcizar los demonios que llevamos dentro,  decía Vargas Llosa.
¿Qué nos lleva a iniciar un diario en la adolescencia sino la necesidad de exteriorizar nuestros sentimientos, de ordenarlos, tal vez incluso de resolverlos por el mero hecho de plasmarlos en el papel y descubrir que se encamina por sí solos a una resolución?

Escribiendo podemos matar a nuestros enemigos reales, responder a esa situación que no supimos encarar en su momento, hacer realidad, de forma vicaria, un sueño imposible.

Personalmente no puedo escribir cuando me siento mal. Sí puedo plasmar mis sentimientos en un papel para desahogarme, pero me resulta imposible concentrarme en la novela que estoy escribiendo, por ejemplo.
Sin embargo, el dolor pasado, me sirve para entender a mis personajes, para meterme en su piel y expresar mejor su sufrimiento.

Hoy día l@s escritor@s no tienen pinta de sufrir mucho ¿no creéis? más bien, much@s de ell@s parecen estrellas del rock, y otr@s tant@s sueñan con ser como ell@s algún día.

¿Qué opináis?

sábado, 21 de agosto de 2010

Viajes literarios

Una de las cosas que más me apasionan en la vida, aparte de escribir, es viajar.

Una novela, en sí misma, ya supone un viaje por el mundo de la fantasía, de las historias imposibles, o no; nos permite ser testigos de vidas ajenas, evadirnos de la realidad inmediata, y  tal vez conocer otros países a través de sus páginas, otras culturas, igual que cuando hacemos un viaje real pero desde la comodidad de nuestro sofá.

Muchos de los libros que he leído han despertado mi interés por conocer un determinado país, por pasear por las calles de una ciudad como los protagonistas de la novela que acabo de leer, por descubrir los rincones que inspiraron a un  escritor o escritora, pisar las mismas piedras que pisaron ell@s, sentarme en los mismos cafés, conocer su entorno cotidiano.

Pero ahora me encuentro ante una nueva experiencia sumamente interesante: la de los personajes de mis novelas que se empeñan en viajar y me arrastran con ellos.

Nunca fuimos a Katmandú transcurre toda en Barcelona, así que no me hizo viajar. Pero en mi segunda novela la protagonista es cubana y un par de capítulos transcurren en la Habana; lo que me forzó a realizar múltiples viajes virtuales, ya que en esos momentos no me podía permitir hacerlo físicamente. Sin embargo, despertó mi interés por la isla y es uno de los viajes que tengo pendientes.

La tercera novela me ha llevado (virtualmente) a Dublín y al Sudeste Asiático, y por supuesto, ambos destinos ya están en mi agenda.

Lo ideal sería poder desplazarse a los escenarios donde transcurrirá la acción antes de empezar la novela, para documentarse, pero todavía no estamos a ese nivel (ni a ningún otro, jeje); a lo mejor, algún día...Siempre he dicho que me gustaría ser una escritora viajera, o una viajera escritora. Es lo bueno de este oficio: te permite trabajar en cualquier parte. Al fin y al cabo, el material de trabajo lo llevas contigo, en tu cabeza, no ocupa espacio ni pesa en la maleta, sólo necesitas papel y lapiz o un ordenador. ¿Hay algún escritor que no sueñe con algo así?
Pues eso, que como en esta época tod@s estáis de vacaciones y poniéndome los dientes largos con vuestros viajes y este año yo estoy castigada, me apetecía hablar de ellos.

¡Seguid disfrutando del verano!

PD: Aprovecho para invitaros a pasar  por mi otro blog. Hay un nuevo post sobre la novela.


miércoles, 18 de agosto de 2010

Y van tres


Este mes de agosto atípico, en el que por la operación de mi pie he tenido que reducir mi actividad y pasar bastante tiempo en casa, ha sido, sin embargo, muy productivo.

Acabo de terminar mi tercera novela, que en realidad era la primera que escribí y quedó varias veces arrinconada por otros proyectos, probablemente porque no acababa de convencerme. Era el primer intento  de una novata y tenía todos los defectos imaginables, aunque entonces yo no era capaz de verlos, pero sabía que algo fallaba...
Aún así, la idea me parecía buena y releyéndola encontraba algunas partes salvables, además, le tenía un cierto cariño.
Me ha costado. Es más difícil reescribir por completo una novela que ponerse con una nueva con total libertad; es como arreglarse un traje en vez de  comprar la tela y hacerse uno nuevo. Pero, ya digo: le tenía cariño.
El resultado al final ha sido satisfactorio. Siento que he aprendido algunas cosas en estos  últimos cuatro años.

Siempre que termino una novela tengo sentimientos contrapuestos: por un lado, la satisfacción y el relajo de haber terminado un trabajo; por otro, una sensación de pánico: ¿y ahora qué? ¿seré capaz de escribir algo más?
Pero por el momento me quedo con el relajo. Me he ganado un descanso para hacer lo que me apetezca sin obligaciones, sin sentirme culpable por descuidar mi trabajo; puedo hacer un poco el vago, ver pelis, leer, pensar en otras cosas.
Después, cuando la necesidad de escribir se haga imperiosa, empezaré con la revisión.A ver cuanto tiempo aguanto :/

Cuando miro atrás me parece increíble que haya escrito tres novelas en cuatro años, desde que me planteé ponerme a escribir "en serio": la primera se publicará dentro de un mes, la segunda está entregada y la tercera lista para su revisión ¡Uff!

Como decía la canción, "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida..." :))

sábado, 14 de agosto de 2010

Hijos de Heracles, de Teo Palacios

Teo Palacios, uno  de los componentes de la felizmente llamada Gener@ción XXI en la blogosfera (ojito, que venimos arrasando, jeje) ha visto materializado su sueño de publicar una primera novela con gran éxito, por cierto, como lo demuestra el hecho de que Hijos de Heracles ya vaya por su segunda edición.

Hijos de Heracles nos habla del nacimiento de Esparta hasta llegar a convertirse en una de las ciudades más respetadas y temidas de la antigua Grecia, desde que sube al trono Teopompo en el año 720 a.C. e impone unas estrictas normas en la educación de los niños para convertirlos en aguerridos soldados que no le temerán a nada.

El autor nos muestra la dureza de esa formación militar a través de  Anaxándridas, hijo de Teopompo y futuro rey de Esparta, desde que es separado de su familia a los siete años y sometido a pruebas tan crueles que nos estremecen por su realismo. Más tarde, su hermano menor, Arquidamo, correrá la misma suerte y ambos serán tratados con mayor dureza que sus compañeros, precisamente, por ser hijos del rey, lo que marcará su carácter para siempre.

La educación de los niños en el campamento militar se combina con la narración de las grandes batallas que sostiene  Esparta con sus vecinos con el fin de expandirse y aumentar su poder, los conflictos internos y la vida cotidiana en el seno de la familia del rey, así como la intervención de los dioses del Olimpo y sus intrigas, que tanta influencia tenían entre las gentes de aquella época. Todo ello narrado de una forma clara y sencilla que nos permite meternos en la historia con facilidad y vivirla con sus protagonistas.

En definitiva, una novela entretenida y amena que no os debéis perder, seáis aficionados o no a la novela histórica ;)

¡Feliz finde!

martes, 10 de agosto de 2010

Hombres necios...

Jejeje...provocando, que es gerundio.

No, que os dejo con unas redondillas de Sor Juana Inés de la Cruz, ¿mujer visionaria, o es que no han cambiado tanto las cosas desde el siglo XVII...?

Podéis leerlo o escucharlo en mi voz melodiosa (o ambas cosas a un tiempo):


Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

viernes, 6 de agosto de 2010

Julia

Julia es una película de 1977 basada en la novela Pentimento, obra autobiográfica de la escritora Lillian Hellman, en la que se narra su prolongada amistad con Julia (Vanesa Redgrave), una joven acaudalada que acaba siendo activista de la resistencia antinazi y a la que Lillian (Jane Fonda) presta su ayuda, pese a su temor a involucrarse.

La película también nos muestra la tormentosa relación entre Lillian Hellman y su compañero sentimental, el también escritor Dashiell Hammett (Jason Robards), salpicada de continuas infidelidades y problemas con el alcohol.

Fue dirigida por Fred Zinnemann y nominada a 11 oscars, y los tres protagonistas se lo llevaron por sus magníficas interpretaciones.

Julia es una de mis películas favoritas y me impactó mucho la primera vez que la vi (me sigue emocionando cada vez que la veo). Recuerdo especialmente una escena en la que Jane Fonda está escribiendo ante un ventanal frente al mar, y de repente, furiosa, tira la maquina de escribir por la ventana; después pasea por la playa solitaria, tratando de poner orden a sus pensamientos...

También me impresionó mucho el personaje de   Hammen como el clásico escritor atormentado, igual que los protagonistas de sus novelas.

Creo que esta película tiene la culpa de que yo siempre haya soñado con tener una casa frente al mar en la que dedicarme a escribir.

Si tenéis oportunidad, no dejéis de verla.

¡Felices vacaciones a tod@s!

¡Ah, se me olvidaba! En mi otro blog podéis escuchar la entrevista que me hicieron el miércoles en Luz de Gas Radioblog

lunes, 2 de agosto de 2010

El mejor regalo de cumpleaños

El viernes pasado me llamaron de la Editorial Viceversa para decirme que esta semana recibiría mis ejemplares de Nunca fuimos a Katmandú.
-Mira-pensé-sería un bonito regalo de cumpleaños.
Pues ni que lo hubieran hecho aposta...
Hoy, 2 de agosto, día de los angelitos (y para muestra un botón, o sea, yo), a las 12 del mediodía Seur ha llamado a mi puerta.
¡Y aquí está! ¡Mi primera novela en mis manos! Con su preciosa cubierta, con su título, con mi nombre debajo, con mi foto dentro...y con todas esas palabras que yo fui juntando en esa misma mesa que veis en las fotos durante casi un año sin saber que futuro le esperaría a esa historia que yo iba hilvanando, disfrutando y sufriendo con mis personajes.
Yo que pretendo vivir de las palabras ahora no encuentro las adecuadas para deciros cómo me siento en estos momentos, pero es algo grande, único, y desde luego, el mejor regalo de cumpleaños que he recibido en mi vida.
Los que habéis pasado por esto antes, me entenderéis; otros, lo viviréis muy pronto; y otros, quizá tardéis un poco más, pero vale la pena seguir luchando para conseguirlo.

Y aprovecho para anunciaros que el próximo miércoles día 4, sobre las 18:30h, Juan Duque, de Luz de Gas Radioblog, me entrevistará para su programa y hablaremos ¡como no! de Nunca fuimos a Katmandú.

Soy feliz, feliz, feliz...:))


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